Hay dirigentes de peso en el oficialismo porteño que no tomaron para nada bien las últimas definiciones de Macri, de cara a las elecciones porteñas del 10 de julio. Son personas de años en la política y difícilmente se queden de brazos cruzados. En primer lugar, la reciente designación del rabino Sergio Bergman (un extrapartidario) para encabezar la lista de candidatos a legisladores porteños, dejó sensaciones encontradas en Cristian Ritondo. Siendo presidente del bloque en la legislatura porteña, y una de las patas peronistas del PRO, esperaba ser el elegido pero se quedó con las ganas.
Por otro lado, la candidatura a vicejefa de gobierno de la ministra de desarrollo social, María Eugenia Vidal, acabó con las ilusiones de varios que aspiraban a ese puesto. Pero sobre todo hay un ministro del actual gabinete porteño al que le dejó un fuerte malestar. De perfil más político que Vidal, entendía que era una buena recompensa a su sacrificio y lealtad en los años que lleva trabajando junto a Macri. Dicho ministro había deslizado también que, de no integrar la fórmula, veía complicado su futuro dentro del partido.