En Mañana Sylvestre, el economista y politólogo brindó un detallado análisis de la coyuntura económica argentina tras la reciente devaluación y los cambios en la política cambiaria impulsados por el gobierno nacional. A pesar del tono celebratorio del oficialismo, Dvoskin considera que se trata de una medida tomada en un contexto de debilidad y no de fortaleza.
“Por más que el gobierno diga que esto estaba planeado desde el principio, la sensación es que no lo es”, afirmó el analista Nicolás Dvoskin en Radio 10. En ese sentido, señaló que el reciente discurso del presidente Javier Milei “fue un discurso conciliador” y añadió: “Es la segunda vez que lo veo así; la primera fue cuando salió segundo en las elecciones generales de 2023. Es un Milei asustado”.
Dvoskin remarcó que el esquema económico vigente era insostenible y que el drenaje de reservas desde enero lo confirmaba: “Bajaron US$ 8.000 millones las reservas desde enero hasta abril. Solo la mitad fue para pagos de deuda, el resto fue dilapidación para sostener el tipo de cambio paralelo”.
En ese contexto, el economista opinó que el levantamiento parcial del cepo no responde a una estrategia largamente planificada, sino a la necesidad de recuperar la agenda política tras semanas de traspiés para el gobierno: “Dieron un golpe de efecto sobre la mesa y no se sabe bien cuál va a ser el escenario”.
Respecto al posible impacto inflacionario de la devaluación, fue claro: “Si en abril la inflación arranca con cuatro, es un buen dato, porque venimos de un 3,7% en marzo. Si el dólar sube un 10%, eso se traslada a precios”. Para Dvoskin, el momento elegido coincide con la temporada alta de cosecha de soja y maíz, lo que le da al gobierno mayor capacidad para resistir corridas cambiarias, gracias al ingreso de divisas.
Consultado sobre los posibles escenarios que se abren, planteó dos caminos: uno similar al de 2016, y otro como el del colapso de 2018-2019. “El escenario optimista es que todo este respaldo del FMI, el Banco Mundial y otros organismos financieros permita una nueva bicicleta financiera, ahora mucho más grande”, explicó. En contraste, “el escenario pesimista es que esa plata venga a cubrir la salida de los que ya se están bajando del carry trade”.
Dvoskin advirtió que, en cualquier caso, ambos escenarios son de crisis estructural: “Cualquiera de los dos deriva necesariamente en una crisis, uno más pronto que el otro, pero ninguno es sostenible”.
Finalmente, dejó una reflexión crítica sobre la lógica detrás del plan económico: “Para que funcione, se necesitan inversiones productivas reales, no solo entrada de capitales especulativos. Si todo el esquema está armado solo para hacer ganar a los que entran, pero no genera brotes verdes, entonces es una estafa piramidal”.
Con este análisis, Dvoskin puso en cuestión tanto las formas como el fondo de la estrategia económica oficial, subrayando la incertidumbre del rumbo y la falta de un proyecto de desarrollo productivo a largo plazo.