Para llegar a la Península Antártica, todos los barcos deben atravesar el pasaje de Drake, al sur del Cabo de Hornos, donde se unen las aguas de los océanos Pacífico y Atlántico. Es considerado uno de los mares más desafiantes del mundo y escenario de numerosos naufragios en la historia.
El cruce del pasaje de Drake suele demorar 48 horas y es una de las grandes experiencias de viajar a la Antártida. Aunque en ocasiones son travesías tranquilas, el clima es impredecible y el oleaje suele ser fuerte pudiendo generar malestar en algunos pasajeros, sobre todo los primeros días (todos los barcos ofrecen servicio médico para asistir en estos casos).
Durante el cruce también se atraviesa la Convergencia Antártica, el límite biológico donde comienzan formalmente las aguas antárticas.
Ushuaia (capital de Tierra del Fuego) es la ciudad más cercana al Continente Blanco. Desde su puerto parten la gran mayoría de las compañías de cruceros que van a la Antártida. Los días previos o posteriores a la expedición son una buena oportunidad para conocer la ciudad y la isla de Tierra del Fuego.
Dónde alojarse
Antes y después de los cruceros, en Ushuaia.
La mayoría de los itinerarios duran entre 10 y 12 días (Antártida clásica) y te permiten conocer las islas Shetland del Sur y la Península Antártica, pero también hay otros circuitos más extensos, con más paradas, como Antártida vía Islas Malvinas y Georgias del Sur, el Cruce del Círculo Polar Antártico y el Circuito del Mar de Weddell.
Los cruceros tienen diferentes formatos. Los barcos más chicos o especializados llevan a bordo zodiacs que permiten hacer desembarcos durante el recorrido, mientras que en los buques más grandes se permanece todo el viaje en el crucero. Hay distintos niveles de servicio ofrecidos a bordo. Además algunas compañías ofrecen actividades extras no convencionales como kayaking, buceo, trekking, campamentos, vuelos en helicóptero o snorkel.