La crisis que afecta al sector pesquero en Argentina se profundiza y amenaza con dejar consecuencias sociales y económicas devastadoras, especialmente en Mar del Plata, uno de los principales polos productivos del país. En charla con Mañana Sylvestre por Radio 10, el consultor en pesca y puertos trazó un crudo diagnóstico de la situación, señalando una combinación explosiva de medidas gubernamentales, factores macroeconómicos adversos y caída de la demanda internacional
“Estamos atravesando una situación de profunda preocupación como sector”, advirtió el consultor pesquero Giuliano Falconnat en Radio 10, quien vinculó directamente el deterioro de la actividad con decisiones del actual gobierno. “Desde el primer momento hubo una intención de desregular completamente la industria pesquera”, recordó, en referencia al capítulo dedicado al tema en el primer proyecto de ley ómnibus impulsado por la administración Milei. Aunque ese intento fue frenado por la articulación entre universidades, gremios y cámaras empresarias, Falconnat alertó: “Volvieron por goteo desde el Ministerio de Sturzenegger”.
Uno de los principales problemas es el encarecimiento de los costos frente a un tipo de cambio poco competitivo. “Es imposible trasladar los precios internacionales a nuestros costos de producción con el tipo de cambio actual”, explicó. A eso se suma un incremento desmedido de los impuestos: “El derecho único de extracción aumentó un 300% promedio respecto al año anterior”. Y completó el panorama con el encarecimiento del combustible y de la energía, claves para el procesamiento de los productos: “La energía es lo más costoso, ya sea para congelar o cocinar”.
El impacto ya se refleja en los números: “Hemos perdido nueve fábricas y 400 empleos en el último año”, afirmó. “Son tareas muy específicas, difíciles de reconvertir, lo que hace muy improbable que esas fuentes laborales se recuperen incluso si la actividad mejora”.
En cuanto a las especies que sustentan la industria, Falconnat precisó que “el calamar tuvo un repunte histórico, lo que trajo algo de alivio”, pero aclaró que el resto sigue complicado: “El langostino está arrancando con un mes de demora, con 113 barcos parados, más de la mitad en la provincia de Buenos Aires”.
El dato más alarmante, sin embargo, fue la reciente firma de un acuerdo salarial que legaliza el pago en negro: “Se acordó que el 70% del salario se pague de forma no remunerativa, desde el 20 de junio hasta septiembre. Es algo inédito que los gremios acepten eso, pero fue la forma de evitar una propuesta aún peor: el despido del 30% del personal embarcado”.
Falconnat fue categórico en cuanto a las causas estructurales: “El Estado se está retirando de sus responsabilidades y dejando todo al mercado. La propuesta gremial siempre fue clara: hay otras alternativas, como eliminar las retenciones antes de recortar personal o precarizar los salarios”.
En un contexto de crisis económica generalizada, la situación del sector pesquero se convierte en un símbolo del abandono estatal y de la fragilidad de las economías regionales, con efectos directos sobre el empleo, el entramado productivo y la sostenibilidad social. “Para Mar del Plata y la zona atlántica, esto es un drama”, concluyó Falconnat.