InicioActualidadLa Columna de Pepe...

La Columna de Pepe Mujica: «Estamos esclavizados a la ley universal de la necesidad»

El ex mandatario oriental en su espacio de reflexión social, económico y político habló del concepto de libertad, de las presiones sociales para el consumo y del escaso tiempo que tiene el hombre moderno para gastar su tiempo en actividades no lucrativas.
Aquí la transcripción completa de la charla entre el presidente del Uruguay, e histórico dirigente del Frente Amplio y el periodista Gustavo Sylvestre en el aire de Radio 10 correspondiente al jueves 15 de febrero de 2024.
GS: Estamos en comunicación con el ex presidente de la República Oriental del Uruguay, José «Pepe» Mujica, Pepe querido, buen día, el abrazo de siempre, afectuoso desde estos lares.
PM: Es un gusto saludarlos a la distancia, a ustedes y sobre todo al pueblo argentino, Queridos, se usa mucho y mucho hasta el cansancio la palabra libertad, y estaba pensando cómo se embarullan los términos, porque los seres humanos tenemos necesidades básicas como cualquier cosa viva: Lo primero que nos corresponde es comer, alimentarnos, mantener la vida, cuidar nuestro hogar, nuestro nido, etc. Esas son imposiciones que nos pone nuestra propia naturaleza viva, y no se diferencia tanto del resto de los animales. Pero tenemos además por el desarrollo de nuestra conciencia, de nuestras actitudes mentales, la posibilidad de otro conjunto enorme de necesidades, necesidades modernas pautadas por la vida del mercado que se apoyan en esta faceta humana y multiplican permanentemente su presión haciendo aparecer un conjunto siempre presente y novedoso de nuevas necesidades que van rodeando nuestra vida y al hacer frente a esas mismas necesidades obviamente tenemos que gastar tiempo útil de nuestra vida para lograr los recursos económicos que nos permitan hacer frente al costo de esas nuevas necesidades. Esto que es un verdadero émbolo de presión de las sociedades de mercado contemporáneas hace que estemos permanentemente y subjetivamente ante una ansiedad económica por cosas nuevas, que parte del tiempo de nuestra vida se gaste en conseguir los medios materiales que permitan satisfacer esas nuevas necesidades que una vez cubiertas aparecen otras y así sucesivamente. Esto es interminable. Algún filósofo contemporáneo coreano, ha dicho que sin darnos cuenta construimos sociedades de gente autoexplotada porque el tiempo de la vida se nos va permanentemente en esto de cubrir el costo de nuevas necesidades. Pasan cosas como pasó en mi país hace muchos años cuando los trabajadores de la salud lograron la jornada de 6 horas, y la literatura de aquella época hablaba de atender mejor a los enfermos, estar más descansados y tener más tiempo. Pero hete aquí que los pobres trabajadores de la salud todos trabajan en 2 trabajos y a veces en 3, y entonces en lugar de trabajar 8 horas trabajan 12 o más. Y hete aquí la clave de la sociedad moderna, porque ¿Cuándo soy libre? Hay que hacerse esta pregunta. Soy libre cuando gasto el tiempo de mi vida en lo que se me antoje, sin perjudicar a otro. Soy libre cuando me puedo dar el lujo de perder el tiempo económicamente pero a mí me provoca un placer. Por ejemplo: un hobby, un juego, una pasión, lo que fuere. Pero qué le pasa a nuestras sociedades contemporáneas que tienen cada vez menos tiempo libre para gastar en lo que se les ocurre. Se les multiplican las obligaciones porque se le multiplican permanentemente las necesidades. La gran pregunta es dónde queda la libertad? Porque cuando estoy empujado a gastar tiempo de mi vida para generar un valor económico que me permita cubrir las crecientes necesidades que tengo, no soy libre, estoy esclavizado a la ley universal de la necesidad, que es la cosa más imperiosa que cae sobre los seres vivos. Y hete aquí que te dicen la libertad, pero no, la verdadera libertad es cuando uno dispone del tiempo de la vida y lo va gastando, y hay un margen importante del tiempo de la vida que se gasta en lo que a uno le genera placer, interés sin que ello signifique una obligación de carácter económico. Es el placer de vivir. Por ejemplo, yo soy un anciano, y me gusta perder el tiempo hablando con mis viejos amigos y si se quiere, practicando un poco de nostalgia de aquella juventud tonta y hermosa que se nos ha ido hace tiempo. ser libre significa tener tiempo para esas cosas que no se contabilizan.  Pero los pobres sapiens contemporáneos cada vez tienen menos tiempo, tienen que vivir gastando el tiempo de su vida permanentemente para la lucha de parar la olla, y de parar toda la pirámide de gastos que se van amontonando en nuestra vida contemporánea. No somos tan libres porque desgraciadamente no podemos darnos el lujo de gastar tiempo en las cosas que nos motivan y que no nos generen bienes económicos. Cada vez tenemos menos libertad. Hasta siempre.
GS: Abrazo grande, querido Pepe. Un Pepe filósofico en esta mañana, que nos hace pensar.

Te puede interesar