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«Éramos 700 hace unos días, y ahora somos 1200 los argentinos anotados para poder salir», dijo el padre Adrián Santarelli, desde Israel

El responsable de la parroquia Santo Tomás Moro, fundador de la comunidad Belén, comentó la actualidad que se vive en Israel, adonde llegó semanas atrás junto a un grupo de peregrinos argentinos.

«Vinimos unos 50 peregrinos y por suerte fuimos saliendo, y ha medida en que las aerolíneas iban cancelando vuelos.. hoy fue prácticamente el último que se pudo ir por una aerolineas comercial. Quedamos 23 y gracias a dios estamos en contacto con el ministro de Relaciones Exteriores en Buenos Aires como aquí con la embajada de Argentina en Israel», comentó desde Jerusalem, Israel, el sacerdote Adrián Santarelli, de la parroquia Santo Tomás Moro ubicada en Vicente López..

«Parece que van a mandar otro Hércules más, será un trámite bastante largo y engorroso. Éramos 700 hace unos días, y ahora somos 1200 los anotados para poder salir», comentó sobre la salida de argentinos desde territorio israelí tras el recrudecimiento del conflicto en Gaza y el ataque terrorista perpetrado por el grupo Hamas.

«Evidentemente en la Franja de Gaza está muy feo todo, duele mucho ver esta situación, hay mucha muerte y mucho dolor. como comunidad venimos aquí a Belén que también es una ciudad palestina, y venimos para encontrarnos con la palabra de judíos y musulmanes como también católicos o cristianos ortodoxos, porque es un collage de religiones y uno aprende mucho del diálogo y de vivir en la alianza de la paz», comentó.

Respecto del conflicto, el sacerdote remarcó que «así como el terrorismo palestino trajo esta violencia irracional, la respuesta de Israel despierta más violencia en Palestina porque las bombas caen también sobre gente inocente».

Y dejó algunas enseñanzas del evangelio: «Jesús enseña la paz abriendo su corazón al amor de todos hasta de sus enemigos. Cuánto amor hay para aprender en la cruz de Jesús, pero que no lleva a identificar en una religión en contra de otra, sino abrazarnos todos en el corazón».

«Nos trajo aquí no una peregrinación de ver lugares sagrados sino adentro para ver cómo hacemos sagrado nuestro propio corazón», terminó.

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