Hay ciertas molestias en el seno del poder que han comenzado a ser evidentes y notorias en los últimos discursos de la Presidenta Cristina Kirchner. Ocurrió la semana pasada, en el discurso de Rosario y luego en la inauguración de las Sesiones Ordinarias del Parlamento Nacional.
Está claro que la Presidenta no está conforme con algunas áreas de la administración, y que la tragedia de Once desnudó las deficiencias en algunos sectores del gobierno.
La propia Presidenta anunció, en el Congreso, que introducirá cambios en la gestión, pero sin perder el rumbo, y que era necesario adecuar el marco normativo a las transformaciones producidas de hecho.
Esta misma semana, la reforma al Banco Central tendrá el puntapié inicial en la Cámara de Diputados. Y seguramente, quedará aprobada en menos de quince días. El tema energía y transporte, están a la espera de una decisión presidencial.
Se sabe que desde fines del año pasado, la Presidenta tiene en carpeta la creación de un Ministerio de Transporte. Algunos funcionarios incluso imaginaban que iba a ser anunciado en oportunidad de la asunción de su segundo mandato. Esos mismos funcionarios aún no han encontrado explicación a la demora en el anuncio. Comentan que hubiera sido una excelente medida, como primer paso para reordenar todo el sistema de transportes del país, que hace agua por distintos costados. Recuerdan que en el medio de las críticas por la inseguridad y la toma del Indomericano, Cristina sorprendió con la puesta en marcha del Ministerio de Seguridad.
Algunos piensan que tras la tragedia de Once, el proyecto volverá a ser promovido, y que podría ser anunciado en cualquier momento. El anuncio de la creación de este Ministerio, además, será una salida decorosa para el cuestionado secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi.
Nunca antes el kirchnerismo había tenido una ebullición tan grande a nivel político como la que produjo la tragedia de Once. Y nunca un funcionario del gobierno había recibido tantas críticas del kirchnerismo más puro como Schiavi. Pero el debate no paró ahí. La desafortunada mención presidencial a los tres meses de vacaciones y las cuatro horas de trabajo de los docentes acentuaron las molestias en el seno del poder y en el kirchnerismo más puro. Nadie se explica en La Rosada el por qué de esa mención de la Presidenta para un gremio que siempre tuvo como aliado, y que corre el riesgo; como ocurrió con Moyano; de ponerlo en la vereda de enfrente.
Se intenta justificar a la Presidenta indicando que las declaraciones y presiones de algunos dirigentes de la CTA amiga del gobierno o de los docentes fueron injustas para un gobierno que realizó la mayor inversión en educación en los últimos tiempos. Si bien esto es cierto, el gobierno debería reflexionar que convocó muy sobre el comienzo de las clases a la paritaria docente, y que el clima no era el mejor, en momentos en que la dirigencia política representada en el Congreso se aumentaba las dietas un 100%.
Hay ministros que están fatigados por el tiempo que llevan en la función pública, y funcionarios de las segundas líneas en la misma situación. El otoño político podría traer modificaciones en algunas áreas de la administración.
Nunca dejamos tantos flancos abiertos como en estas últimas semanas se sincera un hombre del kirchnerismo, que reflexiona: ocurre que al no estar acostumbrados a tener esas brechas, en un gobierno que siempre ha estado al frente de la discusión política, es normal que se cuelen las criticas más duras. Algunos, objetivamente, han comenzado a insinuar, puertas adentro y en forma tímida, que es necesario también reformular el discurso presidencial, frente a los últimos acontecimientos.
“Es necesario encontrar un vocero político para el gobierno, que después de Aníbal, no tenemos”, reflexiona un peronista no kirchnerista que mira con simpatía al gobierno. Y agrega: Son innecesarios los frentes que está abriendo el gobierno, con Moyano, con los docentes, pero además sin ninguna lógica política porque los deja flotando y a la deriva en un contexto donde hay sectores que intentan recrear un clima parecido al de la 125 en el país.
Estos mensajes pareciera que han llegado al seno del poder. Algunos de los hombres más fieles de la Presidenta han tomado nota. Habrá que ver si el gobierno, como en otras oportunidades, retoma la ofensiva política que la oposición no puede aprovechar enredada como está en su propio laberinto.
Miércoles 7 de marzo de 2012