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«Detrás de un producto nuestro hay 200 personas trabajando indirectamente», dijo el emprendedor textil Gustavo Zuviría

El titular de la cooperativa de Manos Argentinas habló en Mañana Sylvestre de la confección de la remera conmemorativa por el 24 de marzo que acompañará a la revista La Garganta Poderosa. 

«Hace tiempo venimos acompañando a La Garganta Poderosa, empezamos con la angustia de la muerte de Ramona, esa mujer que murió en la Villa 31. Después hicimos un homenaje a los trabajadores de la salud, los llamamos los Guardianes de la Vida en pandemia. El año pasado hubo una edición de las Madres y esta es la cuarta, reforzando esto de que son 30.000 (los desaparecidos en dictadura), es algo que no estaba en discusión y se volvió a instalar. Nuestras remeras reafirman que son 30.000», dijo el empresario pyme textil Gustavo Zuviría, referente de la Cooperativa Manos Argentinas sobre el emprendimiento que desarrolló junto a la revista La Garganta Poderosa en memoria por el 24 de marzo y el drama que dejó la última dictadura militar.

«Es una remera en donde podíamos evitar de ganar porque es algo de todos, y charlamos con Nacho Levy y los chicos de La Garganta Poderosa, así que toda la ganancia irá a ellos y a sus comedores», dijo Zuviría quien aclaró que se fabricaron 277 remeras y «se agotaron en 12 horas».
Respecto de la actualidad de la industria textil pyme, el empresario refirió: «Lo vivimos con mucha angustia. El diputado José Luis Espert salió hablando en un medio de que los calzones en Miami valen $2 y acá vale $1 millón. La gente que está en condiciones de viajar a Estados Unidos por lo general van al Wall Mart y acá pretenden pagar lo mismo en Shopping Dot. Acá hay una doble vara. Argentina es uno de los países que está a la altura en precio en todo. Podemos comparar básicos como una remera blanca, y Argentina está mucho más barata en España o Miami».
«Si bien siempre existieron productos importados en Argentina, esta nueva política de que se compita y se abran importaciones, primero tienen que enseñar, dar herramientas y modificar algunas cosas para mejorar la competencia», precisó.

Y cerró: «No existe un taller integral con costureros, somos todos un taller de corte y el trabajo de costura es familiar que se reparte en todo el país, mucha gente vive de esto. Nosotros trabajamos indirectamente con 200 personas para hacer una campera, con un montón de rubros, cierres, etiquetas, bolsas, botones, una chica que lo diseñó y otra que la vende, imprenta, etc. Y cuando se trae un producto de China se elimina a buena parte de estas personas que forman parte del ciclo de producción».

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