El concepto que guía su acción es claro: red de almacenes populares. Una propuesta que va más allá del asistencialismo y busca, a través de la producción y el comercio justo, generar trabajo genuino y recuperar el tejido social en los barrios. “Los mercados populares están bien, pero muchos no llegan. Necesitamos que la comida esté en los barrios. Y eso también es sacar a los pibes del narco, darles un proyecto de vida”, dijo.
Sanchetta denunció una situación insostenible: violencia cotidiana, barrios controlados por el narcotráfico, vecinos cobrando peaje en las calles y chicos robando para cambiar azúcar por droga. “27 robos en una semana en mi barrio. Tuvimos que organizarnos, poner alarmas, hacer guardias. Hace tres semanas no hay robos, pero es porque la comunidad se organizó. Eso tendría que hacerlo el Estado”.
El dirigente no ocultó su enojo con la clase política: “Le pedimos a Cristina y a Axel que dejen de pelearse por la lapicera. Siempre nos dejaron afuera, pero el pueblo está muy jodido. Y mientras tanto, tenemos un presidente que nos insulta todos los días”. En ese sentido, anticipó que evalúan una acción legal contra Javier Milei por discriminación y racismo.
En Radio 10, el referente social reivindicó con orgullo sus raíces y su historia: su hija, Anaí, es abogada, egresada de la UBA y primera generación universitaria en la familia. “Laburaba de noche en la panadería mientras estudiaba. Eso es peronismo: movilidad social ascendente, justicia social”.
El dirigente también adelantó que organizarán un “panazo” frente al Instituto Patria, recordando que allí nació el proyecto de Almacenes Populares junto a Carlos Castagneto. «Cuando había Estado, hacíamos ferias por todos lados. Hoy seguimos porque nunca dejamos de trabajar. Eso es lo que hay que hacer: generar trabajo desde abajo», remarcó.
Frente al abandono estatal, la respuesta de Zanchetta y su organización es clara: organización, trabajo, dignidad. Y sobre todo, no dejar nunca de luchar. En tiempos de ajuste brutal y discursos de odio, el pan que amasan no sólo alimenta el cuerpo: sostiene la esperanza.