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Se cuidan las espaldas

Las idas y vueltas en la relación entre el ex intendente de Tigre Sergio Massa y el actual vicepresidente de la nación Amado Boudou, en nota realizada por el periodista Arnaldo Paganetti para el Diario de Río Negro.

Sectores cercanos al oficialismo sostienen que Cristina Kirchner es consciente de que el proceso que encabeza entró en tiempo de descuento. Y que si bien tendrá que hacer malabares para llegar lo mejor posible al fin de su mandato, en diciembre del 2015, al mismo tiempo deberá conducir con mano de seda el espinoso proceso sucesorio dentro del Justicialismo. Se irá corriendo de a poco, tratando de poner a resguardo a las huestes juveniles de «La Cámpora» que la apoyan sin medias tintas pero observan que aún no hay un hombre que pueda nivelar el avance del gobernador Daniel Scioli: el candidato «no natural» del kirchnerismo duro, a pesar de que es parte del proyecto desde sus comienzos, en mayo del 2003 y sobrevivió a todos los barquinazos.

Los serios cuestionamientos –por la inflación y la inseguridad, entre otros tópicos–, hechos por el sindicalismo opositor en el fenomenal paro nacional del jueves (al que contribuyeron piquetes que metieron miedo a la población que quería ir a trabajar), no sólo increparon al gobierno, sino también a las fuerzas que se preparan para intentar tomar la posta y conformar a la casquivana sociedad.

Habrá una oferta de centroizquierda conformada básicamente por el socialismo de Hermes Binner, la Unión Cívica Radical, la Coalición Cívica y Proyecto Sur, que se conocerá el 22 de este mes; una «tercera vía», difusa por ahora, dada su poca extensión territorial y la falta de socios con identidad, del PRO, de Mauricio Macri; y lo que surja del aquelarre peronista, donde se ubica, por fuera del PJ, Sergio Massa, figura que supo ser mimada (y también maltratada) por el matrimonio K.

Justamente en las ramificaciones del partido del gobierno afloran las mayores contradicciones, aunque no deberían minimizarse los idas y vueltas en otras estructuras que aspiran llegar al poder, rompiendo creencias y males arraigados.

Alguien acotado en sus movimientos por estar sospechado de haber traficado influencias en el caso de la imprenta Ciccone («no existe» proclamó un exsocio, el camionero Hugo Moyano, eufórico tras la huelga general), es Amado Boudou. Está aún bajo el manto protector de Cristina desde que ella misma lo eligió como segundo en la fórmula del 2011, consagrada con el 54% de los votos.

Boudou, quien en su defensa inicial logró desplazar incluso al procurador general Esteban Righi, un histórico de los reivindicados 70, está recluido en el Congreso. Curiosamente, a su despacho del Senado, se vio ingresar hace un par de semanas al exministro menemista José Luis Manzano, uno de los dueños del Grupo América TV y alineado detrás de la candidatura de Massa.

La reunión no pasó desapercibida en la Rosada, donde la firme decisión de no soltarle la mano a Boudou se estrella con la igual de estricta determinación de entorpecer por cualquier vía la ascendente construcción de Massa, camino a la primera magistratura.

Manzano, en sintonía con el empresario Daniel Vila, habría ordenado, según periodistas del canal, dar información benevolente en los noticieros sobre los procesos judiciales contra Boudou, en apariencia por la relación restablecida entre éste y el actual diputado y exintendente de Tigre.

La aspereza de las disputas a partir de la campaña electoral legislativa que culminó con el resonante triunfo del Frente Renovador en la provincia de Buenos Aires a expensas del Frente para la Victoria, no pareció rozar el vínculo entre Boudou y Massa. Con orígenes liberales los dos (el primero militó en UPAU, en Mar del Plata y el segundo en la Ucedé bonaerense), evitaron criticarse y, ahora, a través del nexo Manzano, estarían fijando pautas de convivencia para después de la etapa cristinista.

Cuando fue jefe de Gabinete, Massa promovió la jerarquización de Boudou en el Anses. Lo consideraba su mano derecha. En el instituto previsional, Amado incorporó al sistema a las personas en edad para jubilarse pero que no contaban con los aportes requeridos.

Luego, propuso estatizar las AFJP, lo que despertó la admiración de Cristina y la enfática aprobación de Néstor.

Quienes los frecuentan, refieren que Boudou y Massa se admiran mutuamente y que son fanáticos del queso y dulce de batata, postre que solían compartir tras largas jornadas laborales. También cuentan que los lazos de amistad se desgarraron cuando Massa optó por desafiar al kirchnerismo. La gestión de Manzano serviría para restañar heridas y prever escenarios futuros, siempre pantanosos.

En la provincia de Buenos Aires aún hay un grupo numeroso de intendentes que supieron responder a la jefatura de Eduardo Duhalde, que procuran una fórmula componedora en el más alto nivel peronista. Lo ideal para ellos sería ubicar a Scioli en el espectro nacional y al diputado en La Plata. «Esa era una alternativa a considerar el año pasado, hoy es imposible, no tenemos vuelta atrás», subrayaron voceros de un Massa que sólo piensa en la Presidencia.

Lunes 14 de abril de 2014

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