La periodista denunció el avance represivo del Gobierno, criticó el uso de símbolos de inspiración extranjera y llamó a tomar conciencia colectiva del momento político que vive el país, en el marco de la sentencia contra Cristina Kirchner, que la deja afuera del ruedo electoral.
En su habitual columna de los miércoles en Mañana Sylvestre, la periodista Liliana López Foresi se expresó con contundencia sobre la jornada de movilización prevista y el contexto político que la rodea. “Hoy la patria está en peligro, y es un peligro real”, advirtió, al tiempo que denunció “una escalada represiva sistemática” por parte del Gobierno nacional. Foresi reveló que desde horas tempranas se estaban realizando controles en la estación Constitución, donde no solo se requisaban pertenencias sino que se tomaban nombres de trabajadores sin razón justificada. “Estaban anotando los nombres de muchos que iban a laburar, sin saber si iban o no a la marcha. Eso ya es un intento de intimidación inaceptable”, describió.
En esa línea, vinculó este accionar con el reciente Decreto 383, al que calificó como “un digesto de la represión, con águila incluida”. “No es casual que salga este decreto el mismo día. Es más que un aviso, es un símbolo del miedo. El nuevo escudo de la Policía Federal Argentina no tiene nada que ver con nuestra fauna, es un símbolo de control yankee, propio del FBI o el Pentágono. Les falta poner el águila con la esvástica debajo”, ironizó con dureza.
López Foresi también hizo un paralelo entre el trato recibido por figuras del pasado represivo y el que actualmente recibe Cristina Fernández de Kirchner, a quien se le impuso un régimen de vigilancia domiciliaria. Como ejemplo, recordó el caso del represor capitán Olivera, quien cumple prisión domiciliaria pese a haber sido condenado por delitos de lesa humanidad, y que incluso llegó a celebrar su aniversario de bodas con la presencia de figuras públicas.
“Cristina tiene una domiciliaria sin micrófono, sin poder salir al sol. Mientras tanto, el padre del amigo de Villarruel –el cura Olivera Rabasi– invitaba a Palito Ortega a su casa. Hay que juntar estos datitos, porque esto es un momento muy peligroso. Daría risa si no fuera tan grave”.
La periodista fue enfática en la necesidad de dejar de lado disputas menores dentro del campo popular y priorizar la unidad: “Ya terminó el tiempo de los berrinches de jardín de infantes. Hoy la patria está en peligro. Después discutimos. Ahora hay que estar todos juntos, organizados, sin perder tiempo”.
Además, propuso una forma concreta de fortalecer la conciencia ciudadana y la organización colectiva: la lectura comunitaria de libros fundamentales, como Síndrome 1933, recomendado por el papa Francisco, y El país que no miramos, de Carlos Rozanski.
“Hay que leerlos en grupo, en cada barrio, ponerle voz a estas palabras. Es un modo de organizarnos, de fortalecer el corazón y el cerebro, que tienen que estar muy en equilibrio en esta etapa”.
Por último, cerró su intervención con un mensaje de responsabilidad colectiva, sin concesiones a la ingenuidad. “No necesitamos curas ni jueces. No se trata de pedir perdón. Se trata de recuperar y defender derechos que hoy por hoy no existen. No importa si lo admiten o no. Tenemos que tomarnos esto en serio, de una buena vez”, sentenció.