En su columna de los días jueves en Radio 10, el ex presidente oriental habló del escenario político que se abre ante un eventual triunfo de Lula da Silva y la vuelta del progresismo político al país vecino tras los tiempos oscuros de Bolsonaro en el poder.
A pocos días de la elección presidencial que definirá el futuro político de Brasil, en Mañana Sylvestre, el ex presidente de la República Oriental del Uruguay, José “Pepe” Mujica dejó sus reflexiones en su habitual espacio de reflexión política de los días jueves en Radio 10.
El dirigente frentamplista remarcó las buenas expectativas y el aire fresco que traería para la región un eventual triunfo de Lula, aunque planteó que el “punto débil” del espacio progresista brasileño es que el PT no tiene heredero natural a la figura de su carismático líder, y es un hecho sobre el que Lula deberá trabajar a futuro.
Aquí la transcripción completa de la charla entre José Mujica y Gustavo Sylvestre en el aire de Radio 10.
GS: Como todos los jueves, nuestro contacto, nuestra columna de reflexión y el orgullo de tenerlos como columnista al ex presidente del Uruguay, José “Pepe” Mujica. Pepe, buen día, ¿Cómo andamos?
PM: Buenos días, un gusto saludarlo.
GS: Con la expectativa de la elección en Brasil del próximo domingo, ¿No? Y que el compañero y amigo Lula pueda retomar la senda que nunca Brasil tendría que haber olvidado.
PM: Lula no dejó de ser nunca un formidable dirigente sindical, un deshacedor de entuertos, un negociador nato. Aquellos que pueden creer que Lula puede hacer temblar las raíces de los árboles por su radicalismo no lo conocen. Seguramente a Lula lo van a criticar antes desde su propias tiendas, desde la propia izquierda porque por ser negociador trata de evitar las explosiones sociales en el macro sentido de la palabra. Con una diferencia, porque siempre va a tender a inclinar el reparto hacia los sectores más postergados, más olvidados porque no tiene solo conciencia de clase, sino sentido de pertenencia de dónde viene. Es su característica, es un hombre distribuidor hacia los más sumergidos pero a su vez muy consciente del papel de Brasil y de nuestra América. El período en que Lula estuvo al frente de Brasil, América Latina en alguna medida existía en el mundo, porque logró pasos importantes. Logró nada menos que esa alternativa potencial que es el BRICS y se acordó de África como nadie. Su visión hacia adentro, de tratar de repartir a los que están más postergados le hizo dar una prioridad hacia África una cosa que casi en América Latina tenemos olvidado y no nos damos cuenta que África va a ser en unos 30 o 40 años la mitad de la humanidad. Entonces, creo que se adelantó en su tiempo. Y hoy este Lula que aprovechó –soy consciente- lo que tuvo que estar preso para instruirse para bruñir de conocimientos su instinto y capacidad formidable desde el punto de vista político, y está más maduro y consciente de los obstáculos que tiene por delante y el más importante para las circunstancias de Brasil como es la polarización y evitar que Brasil se desangre en una estúpida confrontación paralizante. Porque la herida que va a dejar el estilo de Bolsonaro, la manera de gobernar, y las apelaciones han creado una dosis de fanatismo y no es lo mismo la pasión que el fanatismo. La pasión es el empuje del conocimiento y el fanatismo es la ceguera que termina en odio y creo que eso no le conviene a ninguna sociedad. Esperemos que el lado popular de la historia triunfe.. y.. ¿El punto débil sabes cuál es para mí? Que todo reposa en la estatura de Lula que es el elemento convocante. El PT sin Lula es un partido secundario por ahora, y el problema que se cierne hacia adelante es este. ¿Y después qué? Es una doble tarea que tiene Lula por delante
GS: Bueno, le pasó hace 6 años atrás cuando a Lula lo meten preso, el PT se quedó sin candidato y sin representación.
PM: Exacto. El problema es que los hombres pasamos y las causas quedan y por eso hay que apostar a los acuerdos colectivos que le dan sucesión al camino de las ideas y de los compromisos. Esa es la parte pendiente, y esperemos que se ponga las barbas en remojo. Porque en realidad 5 o 6 años son pocos cuando existen problemas por delante, por eso hace falta una fuerza colectiva que esté a la altura de los desafíos que se tienen por delante. Ojalá lo pueda cumplir, por hoy lo veo como el punto débil porque todo reposa en el prestigio de Lula, que es un veterano y está formidable y le ha dado gracias a la vida y sigue para adelante. Ojalá que por Brasil y por América Latina pueda cumplir el papel que al parecer le insinúa la historia.
GS: Muy bueno, Pepe, ha hecho una descripción espectacular de Lula y del gran desafío que tiene por delante. Raúl Alfonsin en esa línea que usted decía, en uno de sus últimos discursos dijo: No sigan a hombres, sigan a ideas, que es lo que nos falta a veces.
PM: Desde tiempos ancestrales como decía el Alberdi viejo, hablando de las montoneras federales, dijo “yo no lo comprendí” criticando al Alberdi joven, eran vástagos de una democracia primitiva donde la gente se congregaba alrededor de una personalidad fuerte. Era imposible pedirle definiciones programáticas, asambleas, discusiones. Es una forma de organización humana que viene con la especie. Superarla es un largo trabajo de conciencia que los dirigentes ocasionales tienen que recordar y cultivar, porque hay un tiempo para llegar y un tiempo para irse. Hasta siempre querido.
GS: Un abrazo enorme, Pepe.