Como cada jueves, el ex presidente del Uruguay presentó su columna de opinión en Mañana Sylvestre, y esta vez se centró en los cambios que se producen en la naturaleza por la actividad humana, y subrayó el papel que debe cumplir el Estado en el apoyo a la sociedad científica.
Aquí la transcripción completa de la charla entre Gustavo Sylvestre y el ex presidente oriental, José «Pepe» Mujica en el aire de Radio 10, correspondiente al jueves 4 de abril de 2024.
GS: Nos permitimos con mucho gusto cruzar el charco e ir al encuentro del ex presidente de la República Oriental del Uruguay, José «Pepe» Mujica. Acá estamos Pepe, atravesando la explosión de dengue y sin repelentes porque el Estado no se hace cargo, en Argentina no hay repelentes ni espirales.
PM: Me consta porque han venido algunos argentinos y se han llevado bastantes repelentes de acá (por Uruguay). Nosotros nos vamos a quedar en la lona.
GS: Lo que es un Estado cuando se desguaza al Estado, no te traen vacunas porque no les importa, no hay repelentes y no les importa. Es doloroso.
PM: Sí, es doloroso, es una aguda falta de previsión que en definitiva hace peligrar vidas y en definitiva creo que estos son problemas que han venido para quedarse. Entonces la cuestión sanitaria parte de la idea de un paradigma de seguridad que un Estado debe procurar brindarle a su gente. Este es uno de los objetivos básicos del Estado. No se puede reducir la idea de seguridad a una cuestión policial o a una cuestión militar. La idea de seguridad cada vez más está embebida de la cuestión sanitaria de hacer frente a los desafíos que impone la salud pública. Y creo que esta actividad en el Estado pasa a ser una cuestión central cada vez más, porque varios índices globales están indicando que están pasando cosas en el mundo que afectan a los clásicos ciclos biológicos y estamos expuestos en esta humanidad de 8000 millones de personas que se mueven incesantemente de un lado hacia el otro con un clima inestable que influye en los equilibrios de la biología, trae cambios y desata consecuencias directas e indirectas que no podemos medir en el campo de la vida de los vivos, de los eucariotas, en el campo de lo que podríamos llamar la vida invisible pero que es cuantiosa y sobra la cual reposan para bien y para mal nuestra propia existencia. La naturaleza es un conjunto de complejas interdependencias, cuando alteramos unas solemos alterar las otras, y eso trae consecuencias no previsibles en el sentido tradicional porque demandan cambios y cambios en seres con una prodigiosa capacidad de reproducción como son los eucariotas, y estamos expuestos a sufrir alteraciones y necesitamos la presencia permanente de un Estado vigilante que colectivamente nos ampare y que contribuya a dar insumos de investigación a los hombres de ciencia que pueden contribuir a llevarnos a mitigar estas cuestiones. Recordemos que nuestra desgraciada América Latina cuando tenemos que repartir recursos, los últimos recursos van a la investigación, porque los investigadores no tienen mucho poder de lobby, porque además desde mundo rico tienden a captarlos y a llevárselos, y tendemos a perder el capital activo y valioso de nuestras sociedades, pero que suelen no hacer ruido y que están allí y que no les damos valor. Y tienen un valor desmesurado cuando las papas queman y después nos olvidamos y así sucesivamente. Se necesita una política de Estado de largo aliento que visualice estas cuestiones y recoja en el campo de las leyes de la biología aquella lección formidable que algunos hombres del pasado tuvieron como (Otto Von) Bismarck que fue el primer gobernante del mundo que se dio cuenta que había que proteger a la ciencia, y se dio en las sociedad modernas. Sé que en las sociedades antiguas había habido ensayos pero la sociedad moderna es tan moderna, y fue en la Prusia de Bismarck el primer lugar donde empezaron a cuidar a los hombres de ciencia y a su vida. Y esa fue una de las causas de que esa apuesta fructificara en el esplendor técnico y científico de Alemania. No cayó del cielo. De la misma manera hoy, los desafíos que nos va a imponer la naturaleza obliga a un Estado vigilante que cuide a sus investigadores, que los tenga al pie del cañón y les dé los recursos económicos que nos ampare no por unos días, sino como resultado de un largo plazo. Porque los desafíos biológicos van a estar a la vuelta de la esquina, porque es uno de los tantos fenómenos globales que nos van a ir afectando, porque somos muchos en el mundo, porque influimos muchos sobre la naturaleza y con ello apresuramos las claves del cambio que la naturaleza tiene en su enorme vastedad y eso tendrá cosas para bien y muchas cosas para mal que necesitamos que la ciencia nos ampare. Pero hay cuestiones que tocan al presupuesto y son de mediano y largo plazo, y los gobiernos, apurados por el déficit fiscal, y las coyunturas, es lo que menos se van a acordar. Esa es una de las tantas desgracias de nuestra América Latina. En la cual, es la Argentina más que nunca, esa que fue tan esplendorosa, cada vez se parece más a lo que es nuestra pobre América Latina. Seamos conscientes, seamos humildes, y recordemos que ningún cordero se salvó balando. Hasta el jueves, querido.
GS: Un abrazo enorme, Pepe, muchas gracias.