En su espacio del reflexión de los días jueves en Mañana Sylvestre, el ex presidente de Uruguay planteó algunos de los posibles caminos de la salida para la actual crisis del país, y llamó a la dirigencia argentina a plantearse autocríticas, y construir una nueva generación de dirigentes que vuelvan a generar expectativas entre las mayorías.
Aquí la transcripción completa de la charla entre Gustavo Sylvestre y el presidente del Uruguay y figura histórica del Frente Amplio, José «Pepe» Mujica, correspondiente al jueves 25 de enero de 2024, donde ensayó algunas ideas para generar caminos que conduzcan a dejar atrás esta coyuntura económica agobiante.
GS: Hoy va a tener mucho para decir desde la otra orilla, luego de la marcha multitudinaria de ayer en toda la Argentina, vamos al encuentro de todos los jueves con el ex presidente de la República Oriental del Uruguay, nuestro amigo José «Pepe» Mujica. Buen día, Pepe.
PM: Buenos días, es un gusto poderlos saludar a la distancia. Cosas veredes Sancho, si vivieres. La realidad de la vida nos suele presentar alternativas, cambios, obstáculos, que ni siquiera podemos imaginar. El acontecer de la vida siempre nos deja absortos, y es evidente que nos toca vivir una época y un tiempo donde esto que llamamos democracia representativa está expulsando no solo en Argentina sino continentalmente, notorias limitaciones en cuanto a cumplir las expectativas y la esperanza de la gente. Que es contradictoria y a su vez difusa, que no se puede relucir solo por el tema histórico de querer explicar la historia con la presencia de estratos sociales que tienen intereses distintos. Que irremediablemente más compleja en la situación contemporánea, porque en las sociedades se multiplican las expectativas hacia el infinito y la capacidad de realización de las expectativas que tiene la gente se acomodan y son contradictorias entre sí y se tienden a generar una disconformidad de carácter general que hace temblar la capacidad de realización de nuestras democracias a tal punto de que por todas partes hay una tendencia inusitada a que la gente vota en contra frente a la realidad de quienes gobiernan sin tener absolutamente en claro a favor de qué. Es como si tuviéramos una crisis de terreno, de horizonte, queremos andar aceleradamente pero jamás estamos de acuerdo para dónde y cómo, y entonces vivimos en una especie de forcejeo inútil donde lo que entran a cuestionarse son las propias instituciones que construimos los humanos para convivir. La democracia tiene una crisis de realización donde las expectativas van más allá de lo que pueden concretarse, y hay una tendencia frecuente a la frustración, porque alguien con una nube de información, que no es información y termina siendo deformación, y la pobre gente está como atontada entre tanto decir y tanto que hay que hacer. Pienso que la sociedad argentina está pasando y está pasando esto en muchos lugares de nuestra América y a veces más allá, hay demasiada tendencia a votar en contra, y son tiempos de renovación por todas partes. Nada de lo que podemos acudir al pasado nos soluciona los problemas, y la tentativa es al futuro. La gran pregunta es: ¿Surgirá en el seno del pueblo argentino una camada de nuevos dirigentes que sean capaces de representar e intentar dar salida a las contradicciones del pueblo argentino? porque lo que ha pasado no es solo responsabilizar obvia de Milei o de una posición fanática. Lo que ha pasado va mucho más allá, es una cuestión global. Y los que miramos los números y las realidades con frialdad nos damos cuenta que la Argentina tiene salida, que a pesar del panorama horrible que tiene, tiene una espectacular salida, porque lo habilitan ciertos números que están en los cimientos de la Argentina. Eso tiene que ver con los recursos y la formidable cosecha que viene por delante. Es decir, hay objetivamente caminos para la esperanza, pero la esperanza la tiene que representar seres humanos de carne y hueso nuevos que tengan altura para los desafíos que tienen por delante. Hay una página del pasado que hay que darla vuelta, me da la impresión, y hay que proyectarse hacia adelante con nuevas fórmulas y nuevas salidas, que la respuesta no sea imprimiendo papelitos ni la locura que estamos pasando hoy. La respuesta es sensatez, sobriedad, compromiso, y hay que entender que los dirigentes tienen que tener un discurso y una vida que acompase las vicisitudes de la gente, y entender definitivamente que hay una cuestión ética y una cuestión moral, vivir como vive la mayoría del pueblo trabajador argentino y dejar los estamentos de querer «figureti» y riqueza fácil, y lo tienen que respirar quienes representan al pueblo argentino. La Argentina tiene una crisis de carácter moral también y tiene que aprovechar esta coyuntura para superarla y tener sentido autocrítico. No solo hay que ser y parecer, hay que comprometerse con la historia, porque si la gente no cree, deja de creer en el valor moral y ético del compromiso de los individuos termina no creyendo un carajo de nada, lo único que cuenta es hacer la tuya. La Argentina tiene recursos para salir y va a salir, pero no va a salir con la locura de Milei, va a salir con el esfuerzo de la sociedad argentina que tiene que representarse en gente que tenga altura que sencillamente sean los mejores en materia de compromiso con el pueblo argentino. Hay que revalorizar la política, y eso es con el compromiso de la mañana a la noche, porque si se pierde la esperanza domina la locura y eso es lo que está pasando en Argentina, y lo que se precisa es un viento de esperanza y de salida que no se va a dar con viejos nombres y viejas políticas, necesita una cosa distinta y nueva. Las cosas no pasan porque sí, y es bueno que en general se tenga una visión no de jueces imprescindibles sino de personas comprometidas. La Argentina necesita una camada de hombres y mujeres que la representen de buena fe, y que quede por el camino el acomodo, ciertos recursos que han venido enfermando históricamente a esa formidable nación que lo único que tiene de sobra son recursos, y lo que tiene de falta, es el querer, confianza en sí mismos. Tendrá que haber un cambio generacional de dirigentes, una argumentación nueva y la construcción de una nueva esperanza. Eso es lo que requiere la sociedad argentina vista a la distancia, porque los recursos y los desafíos, sobran. Los actores deben estar a la altura de la tarea que tienen por delante, pero en la multitud de gente congregada ayer, ¿Cuánta esperanza habrá acumulada? Dejénse de joder, crean en ustedes mismos, juéguense. Cultiven la esperanza y comprometanse con la lucha de la mañana a la noche, no estafen a la gente. Renuncien al acomodo, y al camino fácil, compartan los sacrificios que tiene su pueblo y sean parte de su propio pueblo y si recobran la confianza, habrán abierto el verdadero camino a una salida de la Argentina. No es resucitando el pasado, es construyendo un futuro nuevo. es una oportunidad grandiosa y gloriosa la que tiene la Argentina por delante. Tienen que tener confianza en sí mismos. No se ofendan, aprendan de ustedes mismos, porque las cosas no pasaron porque sí, y si en la vida no tenemos una visión autocrítica de estos errores jamás podremos encontrar el camino del futuro. Y lo que importa no es el ahora, sino lo de mañana. Lo de atrás ya no resuelve, lo que se resuelve es para adelante. Estoy absolutamente convencido de que la Argentina tiene formidables salidas depende de los propios argentinos que encuentren el puñado de dirigentes que lo resuelva y que puedan contribuir a construir una nueva Argentina.
GS: Impecable, una clase maestra, magistral del Pepe. ¿Qué dirigente argentino está haciendo la autocrítica que hacen desde enfrente el Pepe Mujica? Ninguno. Que pena que no lo escuchan, porque lo dijo. No se ofendan, no hagan pucheritos, aprendan.