En su columna de reflexión política regional e internacional, el ex mandatario oriental abordó la temática de la globalización y del surgimiento de nuevos nacionalismos a la par que habló también de la coyuntura electoral argentina.
Aquí la transcripción completa de la charla entre José Mujica y Gustavo Sylvestre en el aire de Radio 10, correspondiente al jueves 9 de noviembre de 2023.
GS: Presentamos a nuestro columnista estrella, el ex presidente de la República Oriental del Uruguay, José «Pepe» Mujica. Un gusto escucharlo.
PM: Buenos días, es un gusto a través de ustedes charlar un poco con parte del pueblo argentino, que por esa parte de esta colectividad que se formó en derredor de nuestra historia, y de eso se trata, del otro lado del charco también estamos pendientes de las decisiones que tome en última instancia en las urnas. El pueblo argentino tiene una disyuntiva, un dilema que va a definir su porvenir seguramente por algunos años. Yo sé que ningún gobierno en el mundo de hoy puede hacer milagros, yo sé que existen limitaciones que van más allá de las fronteras. Existen contradicciones en nuestro mundo de hoy que hasta hace pocos años no se hallaban en una potente e imparable globalización desatada desde los intereses de los países desarrollados y de pronto está habiendo un cambio por todas partes, un rebrote de nacionalismos, un cuestionamiento a la propia globalización pero que surge de las entrañas que ayer mismo la impulsaban. Porque en el fondo, los grandes imperios y las fuertes civilizaciones son coherentes en la lucha de sus intereses y no necesariamente del paquete de ideas que levantan. Como esa globalización abierta, dejar pasar y dejar hacer da ventajas la sembraron por el mundo entero y había como un pecado natural a todo lo que podía ser barreras, frenos, etc. Se ganaba ventajas en el intercambio de valor. Pero como surgió China y los llamados Tigres Asiáticos la cosa no fue tan sencilla, pues aplicando esas mismas reglas se empezaron a sacar ventajas y el comercio empezó a ser netamente desfavorable para el área desarrollada del mundo frente a un mundo de raíces muy antiguas pero nuevo, que había agarrado la nueva bandera y la blandía con más fuerza que el resto. Creo que la globalización está en crisis y hay rebrotes de nacionalismos. Hay corrientes autárquicas. Europa reniega de la dependencia a mucha importación industrial que se estaba haciendo desde oriente. Estados Unidos pone enormes barreras para el comercio con oriente para favorecer su reindustrialización interna. En este caso a partir de una nueva industria automovilística basada en los motores eléctricos y así sucesivamente. Lo que ayer era poco menos que una biblia en el campo del conocimiento ya no lo es tanto. Y fue todo tan violenta y rápido que los seguidores, que los hay en todas partes incluso en nuestra América porque la dependencia no es solo económica es también mental, y no ha tenido tiempo de acomodar, están como sorprendidos. Pero quiero recordar que esto tiene antecedentes históricos: los imperios son fieles a sus intereses no a su ideología. La ideología la cambian de acuerdo a las coordenadas del tiempo para seguir dependiendo de sus intereses. La Inglaterra industrial que se benefició y expandió el puerto de Liverpool porque allí se remataban a los esclavos que se arrancaban a África. Y después iban a las colonias americanas donde comenzó su colonialismo Inglaterra. Cuando las siete colonias se independizan abruptamente, muy rápidamente recogió la imagen de que había una potencia emergente que le iba a competir. Y aquella Inglaterra cazadora de esclavos y comercializadora de esclavos se transformó de súbito y salió a torpedear los barcos esclavistas a lo largo del Océano Atlántico. Es notable y fiel a la defensa de sus intereses. De la misma manera, la revolución interna que le salvó la unidad a los Estados Unidos, en un primer momento quisieron darle la libertad a los esclavos partiendo desde el punto de vista de que había que hacerle una fuerte compensación a los dueños de los esclavos porque dar su libertad era expropiar a los propietarios de los esclavos y todo eso pasó hasta que en el fragor de la guerra, no tuvieron más remedio que enterrar las banderas y transformar la cuestión de la libertad de la gente como parte de la lucha para enfrentar a los intereses que había en el sur. Mucho vederes, Sancho, si vivieres. La Francia revolucionaria portadora de los derechos humanos para reconocerle la libertad a Haití es inconmensurable lo que le terminó cobrando al punto que fue como una esclavización financiera cuyas consecuencias están a la vista. Por eso, querido, la cuestión de la ideas muchas veces se mueve al compás en el fondo histórico también de los intereses más profundos de quienes detentan el poder en las sociedades en las que nos toca vivir. Vaya dilemas los que tiene el pueblo argentino, ser o no ser. Encontrarse a sí mismo o no, y esta es la disyuntiva electoral. Les deseo suerte, porque con la suerte del pueblo argentino, cómo negarlo, también está en juego nuestro propia suerte, de orientales que viven contemplando desde el otro lado del río. Hasta siempre.
GS: Gracias, Pepe querido, hasta la semana próxima.