Ni Ricardo Alfonsín romperá el acuerdo político con Francisco de Narváez en la provincia de Buenos Aires, ni Hermes Binner cambiará de parecer en estas horas para aceptar el acuerdo. El primero refunfuña, entre dientes, que los socialistas no cumplen con la palabra empeñada de conformar la fórmula Alfonsín-Binner; y los socialistas mastican bronca porque les cambiaron el caballo a mitad del río. Los radicales creen que los socialistas no tienen voluntad de ir a la elección con un proyecto ganador, y que sólo quieren una presencia testimonial; y los socialistas creen que está probado que el rejunte no sirve para nada y que el acuerdo con De Narváez no sumará votos a los radicales.
Los alfonsinistas, que intentarán hasta último momento salvar el acuerdo, están acosados por los radicales históricos que sugieren dar por terminadas las conversaciones e ir a nivel nacional con la histórica boleta con el Nº 3. Y los socialistas están siendo apurados por Pino Solanas, Luis Juez y Margarita Stolbizer que les susurran que el peor negocio es ser parte de ese acuerdo político. Si el acuerdo no se reflota, la semana que viene el radicalismo refrendará el acuerdo político sellado con Francisco de Narváez, que tratará de ser ampliado a otras provincias donde el peronismo disidente tenga presencia.