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Cara a cara, con Isabel Perón: Las confesiones de una ex presidenta

En Intrigas, Alianzas y Traiciones: El detrás de cámara de nuestra democracia, de Ediciones B, Gustavo Sylvestre abre sus archivos de trabajo, tras más de tres décadas como profesional del periodismo y hace un balance de las últimas décadas de la democracia, entrecruzando comentarios, interpretaciones, anécdotas y relatos.

En el primer capítulo, destina el espacio a desgranar una extensa entrevista que le hiciera a Isabel Martínez de Perón, hecha en 1993, durante la última visita de la tercera esposa del General Perón.

Durante la charla reproducida en el libro, Sylvestre presenta un lado íntimo, y humano de la ex presidenta, que revela cómo vivió los últimos días de su mandato en la previa al Golpe de 1976.

«Cuando murió el General Perón, yo quise renunciar. Lo dije a las tres o cuatro horas que murió Perón. Pero no me dejaron. Todos, incluidas las Fuerzas Armadas, me dijeron que me iban a ayudar, y que me iban a apoyar; que no podía renunciar bajo ningún punto de vista. Y eso fue lo hice”, le dijo Isabel Perón recordando las primeras horas transcurridas tras la muerte del ex presidente.

Luego la entrevista se dio de esta manera:

GS: ¿Qué pensó usted cuando murió el General Perón?

Isabel: Yo nunca quise sustituir al General Perón, porque para mí hubiese sido un pensamiento descabellado. Pero las cosas se dieron así. Si todos me hubiesen ayudado..

GS: ¿Usted quería ser presidenta?

Isabel: Yo tenía que asumir lo que ahí estaba y así lo hice. Pero yo dije que no quería, no por cobardía sino porque pensaba que era mejor que estuviese otra persona.. Yo ya había decidido apartarme totalmente de la gestión pero ocurrió lo que ocurrió..”

Luego confió la ex presidenta sobre el fatídico 24 de marzo de 1976: “Me sentí muy traicionada ese día. Yo me había quedado sola desde la muerte de Perón, y me sentía desamparada, porque éramos el uno para el otro. Me sentí traicionada por todos, pero más me dolió viniendo de algunos que dicen llamarse peronistas”, dijo sin develar los nombres a los que hacía referencia.

En cuanto a la figura de Jorge Rafael Videla, quien durante su presidencia fuera Comandante en Jefe del Ejército, Isabel comentó: “Él jamás me hizo un planteo ni me dijo algo la tarde previa a que me derrocaran. Estuvo reunido ese día conmigo y combinamos que al día siguiente seguiría la reunión; yo ya había convocado para el 25 de marzo a la cúpula de los militares y a una reunión con los partidos políticos. Pero se ve que ya tenían decidido todos que me iban a derrocar”.

GS: Las tropas estaban en las calles

Isabel: Bueno, por más que las tropas estuvieran en las calles… a mí él nunca me dijo nada.

GS: Y había estado reunida con él..

Isabel: Sí, señor. Nunca me hizo un planteo, menos se habló de un golpe. Y quedamos para reunirnos al día siguiente.

GS: Pero el golpe se palpaba en la calle. ¿No atinó a hacer una convocatoria general?

Isabel: Pues, hombre, claro que sí. Ya le he dicho que tenía prevista una reunión el 25 de marzo con los mandos militares y una convocatoria a los partidos políticos también. Pero se ve que se pusieron todos de acuerdo. Tampoco no porque yo le hubiese hecho tan mal, sino porque existía todavía el machismo en Argentina y no le perdonaron a una mujer llegar.

GS: Usted dice “todos de acuerdo”.¿Los políticos también?

Isabel: Sí, claro que sí.

GS: Pero la voz de Balbín sonó fuerte advirtiendo lo que venía.

Isabel: Yo le contesté varias veces a él.. yo he hecho todo lo que he podido –respondió entre sollozos..-

GS: ¿Se sintió sola, traicionada?

Isabel: Yo lo he dicho. Me sentí traicionada por propios y extraños.

GS: ¿Qué sintió cuando la detuvieron?

Isabel: Me imaginé lo que vendría. Y tengo el orgullo de decir que no entregué mi bandera; yo entregué mi sitio, me lo quitaron. Porque yo sabía que me podía haber ido tranquilamente, quizá con no todos los honores, pero..

GS: ¿Intentó oponerse en algún momento?

Isabel: ¿Oponerme? No, no, porque precisamente cuando me dijeron “¿qué podemos hacer?” Yo dije no, que “ya estaba todo hecho, así que ahora hagan lo que ustedes tenían previsto”.

Luego siguió: ¿Sabe que..? lo que no se puede ser es cobarde y menos con las mujeres. A veces las mujeres somos menos cobardes que algunos hombres.

GS: ¿La llamaba o visitaba alguien durante sus años de confinamiento?

Isabel: No, yo la única visita que tenía era la del abogado, cuando pude tener y conseguir un abogado, y la de dos sobrinos carnales, los hijos del hermano de Perón, que solían ir y de vez en cuando les permitían verme. Pero yo he estado prácticamente incomunicada durante 6 años.

Más adelante señaló: ¿Sabe una cosa..? Las memorias son duras.. Yo he perdonado a todos… a todos.. A Videla también.

GS: ¿Qué recuerda de López Rega?

Isabel: Bueno, López Rega está muerto. Y siempre digo ´que lo enjuicie la historia y no yo´- Siempre he dicho que es una etapa cerrada y alguien lo juzgará.

GS: Si, pero era de su entorno… y del General Perón.

Isabel: Todos tienen entorno, pero para el General Peron no era una persona importante, ni valiosa. ¿Y qué más quiere que le diga de López Rega? No hay mejor juicio que la historia. Yo no pienso nada de él. Es un capítulo que he cerrado por muchísimas razones.. (aunque se negó a revelarlas).

GS: ¿Pero usted no habló más con él después que renunció a su gobierno?

Isabel: No, en absoluto. Yo no tuve ninguna relación ni con él, ni con su familia. Desde el día en que López Rega puso los pies fuera del país, antes de mi derrocamiento, yo nunca más tuve comunicación con él. Nunca más, lo digo sinceramente.

GS: ¿Usted estaba al tanto de que López Rega practicaba ciencias ocultas?

Isabel: La verdad es que, si las practicaba, nunca las vi. Porque siempre lo he visto trabajar en las cosas de la casa, sentado en su máquina de escribir, nunca haciendo esas cosas.

GS: ¿Pero sabe que le decían El Brujo?

Isabel: Sí, si, ¡claro! ¿Cómo no lo voy a saber?

GS: ¿Y por qué se lo decían?

Isabel: Y yo que sé.. por lo que dicen, que practicaba cosas o porque escribía libros sobre esas cosas.

GS: ¿Estar rodeada de esas personas no demostraba cierta incapacidad para ejercer el cargo?

Isabel: Bueno, a lo mejor no era culpa mía, porque no es fácil. No sé para otros. Pero para mí era muy grande quedarme completamente sola y ante tanta responsabilidad.

GS: Pero usted siempre dijo que era la mejor alumna de Perón.

Isabel: Bueno sí, soy la mejor alumna de Perón, por supuesto. Pero nunca pensé, ni se me ocurrió jamás que podría llegar a suplantarlo. Uno puede ser un gran discípulo de una persona, pero eso no quiere decir que tenga que estar en su lugar-

GS: ¿Estaba preparada para ser presidenta?

Isabel: Bueno.. eso no lo puedo decir yo.

El punto cúlmine de su relato, no pasó solamente por lo estrictamente político, sino que Isabel revela una intimidad de su relación con Perón, nunca antes contada públicamente.

GS:¿Por qué no tuvo hijos con Perón?

Isabel: Yo estuve embarazada del general Perón en dos oportunidades. Uno hubiese nacido en 1957 y el otro en el ´58. Lamentablemente, los avatares de la vida, el andar de un lado a otro, deambulando.. perseguidos. Bueno, eso hizo que yo perdiera a mis dos hijos. Uno era varón –alcanzó a decirme, visiblemente emocionada

GS: ¿Cómo lo supo?

Isabel: Porque me había hecho los análisis.

GS: ¿Y Perón estaba contento?»

Isabel: ¡Claro!

GS: En ese momento no había las ecografías que hay ahora. ¿Cómo supo que era varón?

Isabel: Bueno.. no le voy a dar explicaciones científicas ahora. Pero siempre se ha podido saber, detectar de alguna manera.

En Intrigas, Alianzas y Traiciones, Sylvestre recorre en detalle los momentos más trascendentes de la historia reciente del país, que conoció bien de cerca, desde su profesión como periodista y analista político. El libro incluye información exclusiva y de primera mano llegada desde los mismos protagonistas principales del escenario político nacional.

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