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Camilo Alan, empresario textil: “No aguanto más, me están fundiendo”

Con 81 años y toda una vida dedicada a la industria textil, Camilo Alan, comerciante y productor de indumentaria, expuso su dramática situación en diálogo con Mañana Sylvestre por Radio 10. Caminando por Palermo para “distenderse” y recobrar fuerzas, relató con crudeza la crisis que atraviesan las pymes del sector.

“Yo ya no tengo más fuerza para volver a levantarme”, confesó visiblemente angustiado Camilo Alan, fabricante de indumentaria. “Estos muchachos lo único que piensan es en pedirle plata al Fondo y no en decirnos a los productores que trabajemos más para exportar y traer divisas”, dijo.

Dueño de un local donde vende ropa sin marca a precios accesibles, destacó que ni así logra generar ventas. “Vendo dos shorts de baño por $19.900, dos remeras por $25.000, jeans a $79.000, cuando hay colegas que los venden a $700.000. Aun así, no vendo. Ayer entraron seis personas y compraron dos”, detalló.

Camilo asegura que el problema no es el precio, sino la falta de dinero en la calle: “Mi empleada está malhumorada porque no le alcanza y me pide aumento, pero ve que no entra plata. ¿Cómo hago?”.

La situación en el sector es crítica. “Las fábricas están muy mal. En la Expo Textil no había nadie comprando. Antes había tres pabellones, este año hay uno solo. Está lleno de chinos, pero tampoco venden”, señaló.

También criticó el modelo económico vigente: “Ahora entra la prenda terminada. No se le da valor agregado a nada. Se traen zapatillas armadas y se declaran por la mitad del valor. ¿Cómo competimos así?”.

Respecto al impacto de los gobiernos anteriores, fue tajante: “Durante el macrismo estuve al borde de la quiebra. En la gestión de Alberto compré 14 máquinas de tejer, las pagué con trabajo. Ahora están paradas”.

El panorama actual, según Camilo, es devastador: “Estoy vendiendo un 70% menos. La producción cayó al 35%. Muchos están echando gente. Yo pasé de tener 50 empleados a 15. Hasta en La Salada dejaron de vender”.

La falta de consumo se refleja en todos los niveles: “Yo le entrego mercadería a gente de La Salada y no me pueden pagar. El problema no es el comerciante: es que la gente no tiene plata para comprar”.

Con tono resignado, Camilo remarcó: “Yo estoy atrasado en la prepaga, en las expensas. Si tuviera 40 años, me levanto, pero a mi edad ya no sé cómo hacer. El burro justo cuando aprendió a no comer, se me murió”.

Finalmente, lanzó una crítica contundente al sistema político: “Los políticos son todos millonarios y no entienden nada. No entienden al que trabaja. Nos matan con regulaciones absurdas que no sirven para nada. Yo laburo, no vivo de la política”.

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