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Se cocina un plan antidrogas

Son frecuentes las reuniones entre el titular de la Corte y el secretario de Seguridad, Sergio Berni. Por Arnaldo Paganetti, del diario de Río Negro.

Nadie encuentra lo que no busca, reza una leyenda que escribió de puño y letra, en un atril de su despacho, el secretario de Seguridad, Sergio Berni, abocado por estas horas –por indicación de la presidenta Cristina Fernández– a elaborar un plan de lucha contra el narcotráfico, en coordinación con el titular de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti.

En los últimos días, después de que Lorenzetti, en sintonía con la Iglesia de Francisco, advirtiera sobre los peligros que entraña el flagelo para el Estado de Derecho (en la Argentina, la región y el mundo), hubo dos reuniones entre ambos.
Hablaron de contar con más recursos y juzgados federales, con una secretaría afectada a la temática de la droga, para agilizar las investigaciones y compartir información en un ida y vuelta imprescindible para desarticular bandas.

Berni resguarda confidencialidades. Pero no se priva («sin ofender a nadie», ensaya una defensa) de señalar «la esquizofrenia de la sociedad» que se manifiesta en otra de sus preocupaciones, los piquetes «de grupos minúsculos» que en la actualidad el Gobierno pretende erradicar por la fuerza pública. «No se cuestiona el reclamo de derechos, pero sí el abuso que termina afectando a la mayoría de la población. Hay operativos contra el crimen organizado que se frustran porque los jueces pierden tiempo en resolver acciones que la sociedad irresponsablemente lleva adelante en calles y rutas». La queja de Berni se extiende a parlamentarios oficialistas y opositores.

«En el discurso del 1 de mayo, en el Congreso, la presidente pidió esfuerzos y creatividad para impedir los piquetes. El jueves, la Cámara de Diputados bonaerense manifestó su preocupación porque la Justicia Federal llamó a declarar a un legislador del Polo Obrero, que se la pasa haciendo piquetes. El proyecto fue aprobado no sólo por la izquierda sino por representantes nuestros y del Frente Renovador». ¿Por qué ahora? Berni reconoce «el hastío» generalizado ante una situación que toleró Néstor Kirchner desde el comienzo de su mandato.

«En el 2003 veníamos de la historia de Kosteki y Santillán. Hoy, preparadas las fuerzas federales, cambiamos la metodología y ya no se actúa de la misma manera que entonces», se justifica.

Tras interrumpir el diálogo para atender una llamado de Cristina (grandes retratos de ella y de Néstor sobresalen en su oficina), Berni explica que el narcotráfico es un tema complejo y transnacional de gravedad que: genera un daño a la salud; violencia, como es patente en Rosario, y gran corrupción, debido a las sumas de dinero que se manejan. Arguye que la incautación de drogas es importante, pero no lo principal. Se detiene en las bandas que «se tocan, se pisan, con una dinámica que les permite reproducirse». Más que ocuparse de los «perejiles» se concentra en estructuras empresarias como la que funcionó, por caso, en «el caso manzanas blancas», que llevó a prisión al empresario Valentín Temes Coto y al empacador de Allen Nelson Hinricksen.

¿Dónde cree que va el dinero que genera el narcotráfico? No se puede tener guardado bajo tierra. Se blanquea en países con sistemas financieros permeables, creándose mecanismos de corrupción. En este punto, desmiente que varias provincias hayan establecido contacto con la embajada de Estados Unidos, al margen de los programas del gobierno nacional. Sin embargo, admite que cruza datos con la DEA, Interpol y otros organismos de inteligencia extranjeros. Asegura que «los cabecillas de las bandas importantes están casi todos detenidos» y que él se encargó de extraditar a Estados Unidos al colombiano Ignacio Álvarez Meyendorff. Le preocupa mucho «la fuerte penetración del narcotráfico en las policías de Córdoba y Rosario».

Destaca que en la ciudad santafesina se produjo «un cóctel explosivo», por la incidencia de la droga en los barrios más vulnerables, la falta de presencia estatal y la cooptación de la policía. Subraya luego la colaboración con el mandatario Antonio Bonfati, quien sufrió un atentado contra su vida. En Rosario y Córdoba, Nación investiga y aporta pruebas contra las cúpulas de la fuerza provincial. «Hay que hacer una reforma», machaca. ¿Hubo relación entre el narcotráfico y la conspiración de diciembre?, se le preguntó.

Fue prudente: «la Justicia debe pronunciarse. Lo de Córdoba es la punta de un iceberg. Pero le aclaro que todas las policías del mundo están infiltradas y corrompidas por el dinero de los narcos. Hasta Scotland Yard. Por eso decidimos, además de renovar las autoridades, producir cambios estructurales, incorporando el control ciudadano. No se trata de echar más o menos policías».

Reveló que todos los días hay personal que se lleva al banquillo de los acusados. «Es la misma Gendarmería la que investiga y detiene a sus hombres que están en connivencia con el narcotráfico. Lo mismo hace la policía y la Prefectura». Tiene Berni otros pronunciamientos reveladores. El gobierno no se desentiende del control fronterizo y utiliza radares en forma rotativa para aprovechar el factor sorpresa. Se opone al derribo de aviones (por no estar de acuerdo con la pena de muerte y para evitar que se pierda información), pero personalmente, haciendo la salvedad de que la prioridad es fomentar la inclusión social, apoya la baja en la edad de imputabilidad para los menores que delinquen. También, contradiciendo incluso al ministro de Defensa, Agustín Rossi, afirma que la Argentina no es un país productor de droga. «Hablan sin conocer». Este coronel médico del Ejército, especialista en seguridad, una cuestión que mortifica a los argentinos, es versátil. Está empeñado en normalizar el fútbol. «Es un espectáculo que además de jugadores, debe tener público de local y visitante».

Augura que en la Capital Federal hay señales positivas para después del Mundial de Brasil. Y dice esperar que «el mismo énfasis» ponga el gobernador de la provincia de Buenos Aires, donde todos los fines de semana se disputan unos 70 partidos.

Por Arnaldo Paganetti, diario de Río Negro

Lunes 17 de marzo de 2014

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