En comunicación con Mañana Sylvestre, el ex mandatario uruguayo analizó en su habitual columna en Radio 10 el acontecer política regional y global y apuntó contra el lawfare que busca perseguir a los líderes populares de la región.
El dirigente histórico del Frente Amplio uruguayo, José “Pepe” Mujica, retomó sus columnas de opinión de los días jueves en Mañana Sylvestre y evaluó el acontecer político latinoamericano, y los eventuales caminos que se deben dar para torcer la historia del subdesarrollo. Además apuntó contra el lawfare en la región que buscar perseguir judicialmente a los gobernantes nacionales y populares latinoamericanos.
Aquí la transcripción completa de la conversación mantenida entre Gustavo Sylvestre y el histórico líder progresista oriental.
GS Como todos los jueves recibimos al ex presidente de la República Oriental del Uruguay, José «Pepe» Mujica. Buen día, Pepe, ¿Cómo estamos?
PM: Buenos días, es un gusto poderlos saludar a la distancia, con esta primavera que a veces viene y a veces parece que se va. Y con una no tanto primavera en las cuestiones políticas y económicas de nuestras sociedades que están convulsionadas y complicadas en un mundo que no nos mira y nunca nos va a mirar por el momento, y que nosotros miramos tal vez demasiado hacia ellos y miramos muy poco hacia nosotros mismos. Creo que nos cuesta a los Latinoamericanos ubicarnos en que no nos van a regalar jamás la prosperidad, la prosperidad depende de nosotros mismos, no tenemos que tener tanta fantasía de copiar las formas culturales de un mundo más desarrollado y tenemos que mirar mucho más la gigantesca vida social que existe en nuestras entrañas con nuestros propios compatriotas.
Nuestros gobiernos luchan por conseguir mercados afuera y el gran mercado potencial está dentro de nosotros mismos, en los que no pueden comprar nada, en los que casi no tienen esperanzas y deambulan por todas partes. Y nos cuesta tener una visión mucho más conservadora hacia nosotros mismos, y no ese copismo intelectual y de costumbres de querer parecernos a los desarrollados sin serlo y no entender las claves esenciales del propio desarrollo que significa invertir, invertir e invertir dentro de nosotros en lo productivo, cobijar lo producto aunque nos cueste llorar con dureza. Tirar menos hacia afuera nuestros recursos y gastarlos más hacia adentro para generar trabajo, porque solo el trabajo genera trabajo. Nacemos con las venas abiertas y continuamos de alguna manera con las venas abiertas con una dependencia que por momentos no es solamente económica sino peligrosamente intelectual. Porque ningún país de los que se desarrolló lo hizo de afuera hacia adentro, sino de adentro hacia afuera. Sin embargo esta clave vieja y sencilla.. Tu recuerdas a la vieja Inglaterra, donde allí en el Canal de la Mancha comenzó la epopeya industrial. Crucificaban a los contrabandistas en la playa y a los herreros que enseñaran algún secreto al extranjero le cortaban la mano.. hasta que estuvieron desarrollados, e inventaron el dejar hacer y dejar pasar, pero primero acumularon y se cuidaron, y cumplieron una larga etapa y cuando salieron afuera inventaron el dejar hacer y dejar pasar pero previamente ahorraron e invirtieron. Después salieron al mundo a vender y también salieron a rapiñar en gran forma, con el comercio de esclavos y todo lo demás. El origen del capitalismo, la formación del capital inicial por momentos fue siniestro pero también deja conocimiento y deja de qué aprender.
La Corea contemporánea a la salida de la guerra que tuvo hace 70 años tuvo un Estado que colocó los ejes, casi una dictadura o era una dictadura. Prácticamente. Que definió el rumbo.. invertir, invertir e invertir. Mandaron trabajadores a Europa. y mandaban el sueldo de vuelta para acumular. Invertir, invertir e invertir. Con un Estado prepotente que priorizaba la inversión y que cuidaba más que nada el trabajo y creó los cimientos de esa Corea moderna y por todas partes ha sido así. Y parece que nosotros no queremos cuidar la gallina de los huevos de oro, que es en definitiva generar trabajo interno, y aprender a ser duros en el sentido de no despilfarrar en lujos innecesarios los recursos y priorizar siempre la inversión.
Y entonces por todas partes debemos copiar la forma de vida del mundo rico pero exportamos precisamente hacia el exterior nuestras ambiciones intelectuales y nuestras ambiciones intelectuales nos miran hacia adentro, hacia nuestro propio ser. Somos ricos en recursos y somos pobres en iniciativa y compromiso, y tenemos a nuestros pueblos atolondrados porque quieren ser sin ser, porque esa cultura que viene del mundo desarrollado se nos mete por todos los medios y no atinamos a conformar un proceso franco y comprometido de desarrollo. Andamos como a los saltos y casi nuestra única relación continental suele ser una relación un poco formal a lo fenicio de cuánto te vendes y me vendes pero en realidad no nos damos cuenta que hay que construir el edificio de nuestra integración y que ello significa un esfuerzo de compromiso con la economía pero también con la inteligencia, con las costumbres, con el modo de ser. Primero que nada somos ciudadanos Latinoamericanos y después ciudadanos del mundo, que para ser ciudadanos del mundo primero tenemos que ser de nosotros. Entender que el pueblo brasileño es nuestro, que las penas de los peruanos son también nuestras, que el dolor de los argentinos es también nuestro. Que nuestra esperanza es una frustración común, que salimos todos juntos o no salimos. Que por el bien de las generaciones que vienen depende de que las generaciones actuales abandonen el camino de la tontería, y ¡Cómo nos cuesta!
GS: Totalmente, y una y otra vez hay que volver a este principio básico de cuidarnos como decía el Martín Fierro entre nosotros mismos. Pepe no quiero despedirlo sin antes pedirle una reflexión usted que está muy cercano a la Argentina permanentemente respecto de esta persecución judicial que está sufriendo la vicepresidenta Cristina Kirchner.
PM: Creo que la cosa va más allá, siendo gravísima, y va en el funcionamiento de la Justicia. Porque desgraciadamente hemos estado perdiendo confianza sobre el funcionamiento de la justicia en muchos países de América Latina. Es inevitable.. es una tontería creer que los seres humanos que componen la justicia no tienen posición, no tienen visión, no tienen socialmente definiciones, porque eso es francamente imposible. En todas partes los componentes de la justicia no dejan de ser humanos y como tales van a tener visiones interiores siempre. La justicia debe ser fervorosamente honrada en su procedimiento para garantizar el justo juicio a todos los ciudadanos y en América Latina estamos acostumbrándonos a ver a una justicia ladeada muy frecuentemente, demasiado frecuentemente por razones políticas expresando en sus decisiones sus sentires políticos, su sentir tiene absoluto derecho pero tienen que tener la frialdad suficiente para separar su sentir político de sus decisiones y garantizar a todos sus ciudadanos un juicio justo con todas las garantías.. y eso hace rato que se está hipotecando en América Latina, junto con el otro recursos, los acuerdos parlamentarios para sustituir presidente que pululan por ahí, una nueva forma de golpe de Estado más o menos legalizada pero golpe de Estado al fin. El uso de estos dos instrumentos, precedido de una campaña de bombardeo sistemático de determinada prensa que genera un ablande y un relato previo. Estas operaciones que vemos en Argentina pero en América lo hemos visto en varios lugares, y se repite, se repite y se repite. Y da la sensación que es un estilo contemporáneo que viene desde lejos con una finalidad, las más de las veces contra eventuales gobernantes de vetas más o menos populares y resulta enormemente condescendientes en aquellos gobernantes poseídos en la fe de la política del derrame y es lo que estamos vislumbrando, donde hay una actitud politizada en varios escalones de la justicia, en varios países de América Latina entre ellos en la Argentina. Ahí está la madre del borrego, es un largo proceso y un desafío más que tenemos por delante
GS: Pepe querido, un abrazo enorme y hasta el próximo jueves, gracias como siempre
PM: Un abrazo, querido.






