En su espacio cotidiano de los días jueves en Mañana Sylvestre, el ex presidente de la República Oriental del Uruguay planteó los temas trascendentes de la actualidad de la región, y apuntó a evitar tantos “encuentros y conferencias” y por el contrario llamó a “trabajar” en conjunto, para resolver una agenda prioritaria de temas en común que viabilicen un esperado desarrollo mancomunado.
Como todos los jueves en el aire de Mañana Sylvestre, el ex mandatario oriental y figura señero del espacio progresista regional conversó con Gustavo Sylvestre, y esta vez centro su análisis en la necesidad de encontrar una verdadera unidad latinoamericana que se efectivice realmente en los hechos y permita avanzar en conjunto de cara al mundo complejo en el que vivimos.
Aquí la transcripción completa de la charla entre Mujica y Sylvestre en el aire de Radio 10.
GS: Como todos los jueves, el momento más esperado por todos nosotros y por nuestra audiencia, porque tenerlo de columnista en nuestra programa es un lujazo que pocos se pueden dar. El ex presidente de la República Oriental del Uruguay, José «Pepe» Mujica, con nosotros. ¡Buen día, Pepe!
PM: Buenos días, ¿Cómo andan?
GS: Muy bien. ¿Hace frío en la chacra?
PM: Sí, está frío y está queriendo llegar la primavera, pero todavía no. Y estamos en ese tiempo indeciso donde las estaciones cambian pero ya hay anuncios, porque los sauces empiezan a tener unas pequeñas hojitas verdes. La viña todavía no ha brotado, Y hay teros que están empollando, es el viento de la primavera. Lástima que esta civilización urbana no tiene tiempo para ver estos gestos que tiene la naturaleza que nos rodea.
GS: Antes de ir al comentario del día, ¿Qué es lo que está en estos momentos plantando?
PM: Estoy preparando tierra para plantar a fines de agosto alfalfa. Porque estoy en un barrio donde hay muchos caballos. ¿Tu sabes una cosa? Después de Mongolia, los uruguayos son los que tienen mayor cantidad de caballos per capita. Es increíble. Está incorporado a nuestra cultura. Y no se trata de gente rica, se trata de gente común del pueblo que tiene un caballo porque quiere tener un caballo. Es algo cultural, viste. Y se consume mucha alfalfa para esos matungos. Y yo me entretengo barbaramente. Estoy gastando los puchos de mi vejez. Hoy voy para tus pagos.
GS: ¿Adónde va?
PM: Voy a Buenos Aires en una estampida por la Celac.
GS; Voy a ver si podemos acercarnos a darle un abrazo.
PM: Mi señora tuvo un accidente, se fracturó, voy y vengo, es una disparada… No tenemos que esperar más que de nosotros mismos. Demasiado tiempo los latinoamericanos estamos hablando de integración, haciendo conferencias y encuentros, haciendo declaraciones y sacándonos una foto pero en realidad desde el punto de vista práctico estamos oponiendo las políticas de construcción de una verdadera integración y creo que cada tiempo que pasa intentamos ser alguien en el mundo y para ellos tenemos que concordar entre nosotros, si no, no existimos. El mundo no nos va a tener en consideración, la única consideración puede surgir de nuestra propia fuerza, por lo tanto tenemos que tener claro nuestra debilidad. Y nuestra debilidad se puede transformar en una fuerza relativa si aprendemos pragmáticamente a concordar y andar juntos en ciertas cosas en las cuales nos va la vida. De lo contrario, cada vez que tenemos un pleito tenemos que ir a discutir a Nueva York. Cada vez que necesitamos recursos financieros sucumbimos con el Fondo Monetario Internacional y así sucesivamente con la mar en coche, porque los latinoamericanos no hemos logrado concordar entre nosotros. Y tenemos que dejar de hacer encuentros, y construir lenta y sordamente una verdadera integración que nos dé fuerza. Pero eso como quien levanta un edificio con una pilada de ladrillos, una tras de la otra, permanentemente y sistemáticamente. Menos ruido, menos espamento, menos conferencia y más trabajo pragmático. Y no enojarnos porque el otro piensa distinto, porque si para juntarnos y acordar vamos a pensar que tenemos que estar todos de acuerdo, vamos a tomar decisiones en el año del golero. Hay que aceptar cuál es la realidad, porque llevamos demasiados años hablando de integración y no estamos haciendo prácticamente nada. Y esto es hacerle el caldo gordo a los países desarrollados. Vamos a seguir sometidos y sometidos, que no pinchamos ni cortamos en el mundo, hermano.
Y lo primero es darse cuenta de la debilidad para transformarla en una fuerza positiva. Voy a eso hermano.
GS: Está muy bien, pasa por ahí el camino y es una pena que no lo entendamos todavía. Y hay también caprichos de querer cortarse solos y negociar solos con alguna que otra potencia en vez de aprovechar la comunidad de naciones fuertes del Mercosur. Estamos desaprovechando esta oportunidad.
PM: Tenemos que hablar de esas cosas y ser muy flexibles y muy tolerantes a esas diferencias, pero acordar todo lo que se pueda acordar. Y hacer una agenda con 10 puntos y una vez que se haya cumplido hacemos otra, pero sistemática. Menos ruido y más trabajo. Además tenemos que hablar con nuestro pueblo y darse cuenta que el trabajador va a defender su salario mientras tengamos capacidad de defendernos y así como estamos.. El hombre de la calle tiene que sentir que la integración es algo que lo favorece a él, de lo contrario no tendremos fuerza. Y si los únicos que hablamos somos los que leemos algún diario no es entonces una cuestión popular, y lo que no es popular, no será, porque hay un déficit político. No es un torneo intelectual, esto es un aprendizaje que tienen que hacer las masas en el mundo de hoy, y esta es una falla de carácter político. No le hablamos a nuestro pueblo de lo que está en juego. Como verás, hermano, este tema es vastísimo.
GS: La última Pepe, una reflexión sobre la campaña que comenzó ayer en Brasil y es una emoción verlo a Lula otra vez volviendo a las puertas de la fábrica de Volkswagen de donde surgió y con un pedido prácticamente desesperado de acompañamiento para terminar con la imbecibilidad de Bolsonaro en Brasil. ¿Cómo lo ve?
PM: Es fundamental, no solo para Brasil sino para todos nosotros porque yo recuerda que Lula le dio prestancia a la política americana en el mundo. Fue parte fundamental en el asunto de los BRICS, y miró hacia África, no solo hacia Europa. Todo eso se perdió, y para mí es importantísimo. Ojalá que la fuerza lo acompañe porque Brasil lo precisa, porque nunca dejó de ser un dirigente sindical, es decir, un deshacedor de entuertos, un negociador nato. Y Brasil está muy confrontado, y precisa un poco de paz interior, porque la política de Bolsonaro ha llevado al fanatismo y a la exaltación y creo que no le conviene a ninguna sociedad esto, y Lula es exactamente lo contrario. Por eso pongo mucha esperanza por Brasil y por todos nosotros.
GS: Totalmente. Abrazo grande, Pepe querido y que ande bien.
PM: Gracias querido.