La presidenta de la ONG Basta de Demoler dio precisiones en Mañana Sylvestre acerca de la situación de los antiguos vagones de la línea A, retirados en 2013, y también habló de la preservación del adoquinado del casco histórico porteño, en parte retirado y cuyo destino se desconoce.
“No se cuida casi nada del patrimonio histórico, ni el arquitectónico ni el cultural en la Ciudad de Buenos Aires. Específicamente hablando de los trenes belgas que circularon durante casi 100 años por la Ciudad hasta 2013, momento en que los fueron retirando. La Ciudad tenía el criterio de regalarlos, venderlos o hacer cualquier cosa, y fue la Legislatura de la Ciudad la que los declaró patrimonio cultural de la Ciudad por lo cual no pudieron hacer lo que pensaban. Fueron a parar a un depósito del Premetro en Villa Soldati”, explicó en Radio 10 la presidenta de la ONG Basta de Demoler, María Carmen Arias Usandivaras.
“Nosotros con otras organizaciones habíamos hecho un amparo para hacer una inspección ocular sobre el depósito de coches. Son alrededor de 90 coches los que quedaban. En algunos faltaban cosas de bronce, pero había unos cuantos que estaban en buen estado. Muchos de ellos pasaron a restauración y algunos se dieron al comedor Margarita Barrientos y otros fueron al Museo del Automóvil de la calle Hipólito Yrigoyen y a la Facultad de Veterinaria. Pero la mayoría está ahí, y la idea es hacer con ellos un museo”, apuntó.
Respecto de la cruzada que lleva adelante en favor de la preservación del adoquinado porteño, que en muchas calles fue removido por la Ciudad, Arias Usandivaras planteó que “desde hace años es un tema por el que estamos luchando. Empezaron porque querer levantarlos en la calle Defensa, en pleno casco histórico. Hicimos un amparo en 2008 y terminamos con un convenio con la Ciudad para que no se retiren. Y ahí los restauraron”.
“En 2021 los volvieron a levantarlos en la calle Defensa, y tenemos otro amparo en la Justicia. Sobre esos adoquines se sancionó una ley después de 2008 que decía que había que inventariarlos y que no se podían retirar de las calles secundarias. Había que hacer un estudio en cada una de las comunas. Decían que los vendían o iban a parar a los countries, y los acumulaban en algún depósito que cambiaron de lugar y ya no tenemos conocimiento de dónde están”, apuntó.






