El religioso referente máximo de la diócesis de Avellaneda y Lanús en diálogo con Mañana Sylvestre alertó sobre la situación de vulnerabilidad que afecta a amplios sectores sociales tras el ajuste impulsado por Milei A la vez, destacó la posición del Papa respecto a la política de los movimientos sociales donde reafirmó la necesidad de no bajar las banderas que representan la consigna de «tierra, techo y trabajo».
«El encuentro fue el 20 de septiembre dentro de la agenda del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral. Y esta era la décima versión de este encuentro con los movimientos sociales.Y bueno, siempre un poco el tono de Francisco con los movimientos sociales va en la línea justamente de este trabajo sobre la organización, y él les planteaba no bajar estas banderas de tierra, techo y trabajo que juntos fueron llevando adelante», dijo en Mañana Sylvestre el obispo de la diócesis de Avellaneda y Lanús, Marcelo Julián Margni.
«El Papa viene hablando siempre de esto, ha puesto esta categoría de la cultura del descarte como algo que los pueblos en este tiempo tienen que de algún modo combatir. No es la primera vez en la historia que la humanidad se encuentra en este desafío, pero también crecimos hasta acá en una conciencia de dignidad para todos, desde el marco religioso, todos hijos de Dios, por eso todos con dignidad, ninguno descartable», precisó el religioso.
En cuanto a la realidad que se ve en el Conurbano profundo, Margni expresó: «no es difícil percibir que el deterioro de la situación social a partir de todas las decisiones nuevas, digamos, sean despidos, sea recortes, etc., esto impacta en una situación social que viene deteriorándose ciertamente desde mucho tiempo. Me encuentro permanentemente con los grupos que asisten, sean Caritas o en los comedores, y ellos mismos dan cuenta de que ya no alcanza, los mismos números que se repartían hasta ahora empiezan a fallar, quiere decir que la demanda ha crecido mucho en el tema de la asistencia».
Y deslizó cuestionamientos a las formas de abordar la política por parte de Javier Milei y los dirigentes del espacio libertario: «¿Quién puede celebrar el despido de alguien? ¿Quién puede celebrar como triunfo una familia que no llega a fin de mes y tiene como que arreglársela? Digo, es perverso. Es un poco buscar líneas de compasión. Uno podría decir desde lugares fríos, porque es el discurso que se instala. Los números son fríos, y nosotros tenemos que ponerle calidez a lo frío, porque vivimos un modo humano, que queremos que sea cada vez más humano y no menos»
