Moyano no volvió a hablar después del duro discurso de la semana pasada y el gobierno no salió a responderle. Ambos contendientes velan las armas a la espera de ver cómo mueve sus piezas el otro sector. Desde las cercanías del camionero, han intentado bajar los decibeles, pero manteniendo una posición de dureza. «Lo que pasa es que de pronto nos quedamos sin interlocutor en el gobierno», define uno de los hombres más cercanos del líder sindical.
«Nosotros no cortamos el diálogo. Nos reunimos por última vez hace como tres meses y nunca más nos llamaron y en el medio nos empezaron a pegar con el garrote», explica el hombre de Moyano. «Estamos planteando una agenda de discusión, de debate. ¿Eso está mal?, ¿a quién le puede molestar?», agrega el dirigente moyanista, quien afirma: «en realidad, las palabras más duras vinieron de la Presidenta primero, no de Moyano». Por su parte, en el Gobierno se cumplió en forma irrestricta la orden de la jefa de Estado de no cruzar a Moyano; y se mantiene esa premisa.
Jueves 22 de diciembre de 2011