El 27 de octubre de 2010, en la intimidad de la casa del Calafate que habían construido juntos y que disfrutaban cada vez que volvían a su terruño, Cristina Kirchner despedía en la intimidad failiar al compañero de toda su vida. En ese marco, la Presidenta realizó una promesa al ex presidente: «yo te prometo que no te voy a defraudar». Era una promesa política que encerraba el compromiso personal de continuar con la obra iniciada por su esposo y compañero de militancia, en marzo de 2003.
Los pocos que escucharon esa promesa, supieron desde entonces que Cristina no sólo tomaba la posta política, sino que asumía el compromiso de ser la candidata a la reelección del espacio que habían forjado juntos, en ese grupo que inicialmente se llamó Grupo Calafate. Por esos entiende tal vez, la emoción en el discurso del domingo, después de la contundente victoria: porque Cristina también le decía Kirchner «he cumplido, y seguiremos adelante».
Jueves 27 de octubre de 2011