En su espacio de reflexión política, social y filosófico de los días jueves en Mañana Sylvestre, el dirigente político del Frente Amplio y ex mandatario uruguayo planteó un escenario de esperanza ante una eventual victoria electoral de Lula da Silva en el balotaje a disputarse este domingo en Brasil.
Con el eje puesto en la definición electoral que se dar en este domingo en Brasil, el ex presidente uruguayo José Mujica, dejó sus reflexiones en su columna de opinión semanal en Radio 10.
Aquí la transcripción completa del encuentro telefónico entre Mujica y Gustavo Sylvestre, en el aire de Mañana Sylvestre.
GS: Como todos los jueves la columna del ex presidente de la República Oriental del Uruguay, José “Pepe” Mujica. Buen día, Pepe, ¿Cómo estamos?
PM: Buenos días, un gusto poderlos saludar a la distancia, en este, nuestro mundo y nuestra América llena de incertidumbres, y estamos como muchísimos argentinos consciente de la importancia de lo que pueda pasar en uno u otro sentido en Brasil, porque es una especie que gigante mayor de nuestra América Latina y sus decisiones van a influir en todas partes y como tenemos poca incertidumbre en el mundo en que vivimos se nos suman estas, ¿Verdad? Porque este telón de fondo con nuestras democracias que se tambalean, y sobre todo se tambalean en la confianza del hombre de la calle, de la gente común que atenazada por las necesidades que impone nuestra civilización actual no encuentra salida fácil a sus problemas y le reclama al Estado por todas partes, y los que tienen que aportarle al Estado porque tienen una condición económica superior, como siempre rehúsan y resisten aportar lo que podían y todos le reclaman al Estado. Y poco nos reclamamos de compromiso a nosotros mismos. Y hablamos de nuestra miseria y de nuestra pobreza, pero pasamos por al lado de ella casi sin mirar, porque nos hemos tenido que habituar a hipotecar el grado de empatía que tenemos que tener con los seres humanos que sufren y nos olvidamos. Porque la sociedad tiene no solo una enfermedad sino varias que se resumen en esto, la civilización moderna, la sociedad industrial, el avance tecnológico parece que han multiplicado la cuota de egoísmo que llevamos dentro. Y no estamos moralmente a la altura de la civilización que hemos desatado, y es contradictorio porque pedimos que lo arreglen pero poco hacemos cada uno de nosotros por ayudar a arreglar. Y entonces nuestras democracias se tambalean, pierden confianza, el hombre de la calle tiene desilusiones rápidas y sueña con gobiernos mágicos, y aparecen los fabricante de pelotazos, que prometen un paraíso y lo único que cultivan es el infierno. Y para colmo este mundo rico, el europeo, está insertado en una guerra que nos está afectando a todos indirectamente, y entonces querido amigo sobran contradicciones y tenemos una especie de crisis de esperanza. Y en ese panorama complicado, y en esta, nuestra América, ojalá que el compañero dirigente sindical Lula pueda ayudar a que el país de la alegría y de la samba, retome su temperamento y por lo menos salga de esa violencia insultante y cruda que ha caído en los últimos años. No merece Brasil tanto odio, rencor, y tanta miseria, porque si con lo otro no se arregla la miseria, menos se arregla con el rencor. Por eso es una hora de decisiones para nuestra América, para Brasil, y para nosotros mismos y una hora de repensarnos en el camino de la vida, cuánto hemos avanzado tecnológicamente y qué poco hemos avanzado moralmente. ¿Por qué digo esto? Porque he estado leyendo a algunos intelectuales contemporáneos del neoliberalismo y me doy cuenta de que miran con desprecio a la historia humana, hablan de las costumbres tribales, porque parece que el hombre primitivo que vivió 200.000 años deambulando por toda la Tierra era un sujeto inferior, y me quedo maravillado y digo si estos pitucos no tuvieran luz eléctrica, ni el encendedor, verían la genialidad de ese hombre primitivo que caminando por un lado y por el otro arrancó y cubrió rápidamente toda la Tierra, ¿Y sabés por qué? Porque tenía el instinto de la cooperación, porque vivía en familias de 40 o 50 (miembros) y el grupo era responsable de toda la vida y con esa estructura social aparentemente primitiva pudo avanzar desde el Ecuador a los polos y cubrió toda la Tierra. Para mí instintivamente es un animal maravilloso, que la civilización del egoísmo está estropeando lo más fuerte que tiene en sí que es el instinto de cooperación, de que dependemos los unos de los otros y de que el individuo vale en la medida en que se siembra a favor del desarrollo de la sociedad en que vive. Cuesta darle vuelta el pensamiento, pero hay que salir de lo anecdótico y preguntarse qué tipo de animales somos los sapiens que nos sale en nuestra historia lo mejor y lo peor de nosotros. El egoísmo por un lado y por el otro la necesidad de cooperación mutua que tenemos para sostener la sociedad. Te doy un abrazo de esperanza, querido.
GS: Un abrazo de esperanza, y recuerde que hoy es el cumpleaños del compañero Lula. Así que a mandarle toda la fuerza y energía con este deseo que usted también hacía. Abrazo grande, hasta el jueves próximo.
PM: Chau, viejo.