El médico y deportista platense Leandro Hidalgo, de 49 años, logró unir a nado las dos islas Malvinas tras nadar durante una hora y 33 minutos en las heladas aguas del estrecho de San Carlos, uno de los escenarios más emblemáticos de la guerra de 1982. La travesía se concretó el 25 de noviembre, con una temperatura del agua de apenas 7 grados.
“El día que nadamos el agua estaba en siete grados”, relató Leandro Hidalgo en diálogo con Mañana Sylvestre, por Radio 10. “Allá harían ocho o diez grados como mucho, y las aguas son heladas”.
El cruce, de unos 4.200 metros en línea recta, terminó siendo mayor debido a la deriva: “Me llevó hacia el norte, así que terminé nadando casi cinco kilómetros”, explicó.
No era la primera vez que intentaba el desafío. En marzo de 2024 había tenido que suspenderlo por cuestiones climáticas: “El mar estaba bastante complejo y era muy riesgoso, así que ni siquiera pudimos entrar al agua”.
De la maratón al mar helado
Hidalgo corre la Maratón de Malvinas desde 2011, pero una lesión en la rodilla lo obligó a dejar el running. Fue entonces cuando surgió la idea del cruce a nado. “Mi mujer, Jorgelina, me dijo al pasar: ‘dejate de romper con correr y cruzate el estrecho de San Carlos’”, contó. “Ella lo dijo como al pasar, pero a mí me quedó dando vueltas”.
Con el tiempo, el desafío deportivo tomó una dimensión más profunda. “No sé si es un desafío. Es algo más profundo. Yo siempre honro a cada uno de los bravos de Malvinas. Esta es la forma que encontré”, afirmó.
Aunque no tiene familiares directos que hayan combatido en la guerra, Hidalgo reconoce que el vínculo nació en la infancia: “Un amigo, cuando tenía 12 años, me prestó un libro sobre Malvinas. Ese fue el disparador. A partir de ahí empecé a devorar literatura”.
“No fueron víctimas: fueron héroes”
Durante la entrevista, Hidalgo fue enfático al expresar su mirada sobre los excombatientes. “Para mí, todos los que estuvieron en las islas, los que quedaron allá y los que volvieron, son héroes. No fueron víctimas de una época”, sostuvo.
Y agregó: “Tuvieron hambre, frío, mala preparación, es cierto. Pero nada de eso quita que ofrecieron una resistencia durísima y combatieron con honor”.
En ese sentido, cuestionó la mirada que, a su entender, “victimiza” a los soldados: “Yo no creo que hayan sido víctimas, fueron bravos. Héroes”.
Pensar en la familia, nadar por la vida
Durante la travesía, Hidalgo nadó con auriculares sumergibles, pero gran parte del tiempo estuvo concentrado en su historia personal. “Pensé mucho en mi familia, en mis hijos Juan Martín y Francisca, y en mi mujer”, relató.
En especial, recordó a su hijo Juan Martín, quien superó un osteosarcoma, un cáncer óseo, a los 16 años. “Él estuvo un año internado, con trasplante de fémur. Fue el gran motor. Me dio una lección de vida, de lucha, de no quejarse”, dijo con emoción.
“Uno cree que guía a sus hijos, pero en este caso la vida me invirtió los roles”, reflexionó.
Malvinas hoy
Hidalgo visitó las islas en más de 14 oportunidades y aseguró que el trato de los isleños suele ser correcto, aunque con recaudos. “Son amables, pero llevar algo que identifique a la Argentina, una remera celeste y blanca, les molesta y puede traer problemas”, advirtió.
También explicó que no existen restricciones para moverse dentro del territorio: “Uno puede ir a donde quiera. No hay prohibiciones”.
Un cierre con mensaje
Especialista en medicina del deporte, Hidalgo reconoció que, tras la enfermedad de su hijo, hoy le cuesta ejercer la medicina clínica. “Me cuesta compartir el sufrimiento del paciente. Me emociona y me hace mal”, confesó.
Sin embargo, cerró con un mensaje de resiliencia: “Nunca darse por vencido. En el deporte y en la vida. Las pruebas te hacen mejor”.
