En Mañana Sylvestre por Radio 10, el psiquiatra y presidente del capítulo de Psicoterapias de la Asociación de Psiquiatras Argentinos, analizó el preocupante aumento de intentos de suicidio en niñas, niños y adolescentes en la Ciudad de Buenos Aires, y el reciente caso del joven de 16 años detenido en Caballito que planeaba un ataque armado en su ex escuela.
El aumento preocupante de casos de suicidios y también de violencia ejercida sobre terceros por parte de niños y adolescentes, situación que dispara las alarmas en el país. Para conocer más sobre el origen de esta problemática, en Mañana Sylvestre estuvo el médico psiquiatra Sergio Grosman, quien alertó acerca de la naturalización de violencia a todo nivel en la Argentina.
“No hay que eludirlo el tema y hay que visibilizarlo. Las familias tienen que estar cerca, ver a sus hijos”, dijo el psiquiatra y remarcó el rol central del entorno familiar y la necesidad de mayor atención y presencia en la vida de niños y adolescentes: “Las familias, si son capaces de estar cerca, si son capaces de ver a sus hijos, en la mayoría de los casos tienen que estar entretejidas con lo que está sucediendo”.
Sobre el caso del joven armado en Caballito, fue contundente: “Es difícil pensar que un muchacho pueda coleccionar armas y que la familia no esté al tanto de eso. Eso no es la adolescencia invisible. Salvo que sea una familia que está mirando para otro lado”.
Aislamiento, bullying y la búsqueda extrema de visibilidad
Grosman señaló patrones comunes en estos casos y puntualizó que «las características más comunes de estos chicos es que se aíslan, que están en soledad y que tienen historias de acoso escolar”.
Y advirtió sobre la búsqueda frenética de reconocimiento en un contexto social atravesado por la lógica de las redes al expresar que «la saliencia, el verse, es más importante que el contenido. Sacás una foto y tenés un like. Se trata de sobresalir. Los haters sobresalen odiando”.
“Van a salir del lugar de víctimas y se van a volver personas famosas, como si matar a pares fuera algo bueno”, dijo.
Para Grosman, el fenómeno va más allá de coyunturas políticas y refleja una cultura que naturaliza la violencia como vía de reconocimiento y justicia: “Esto es independiente de los procesos políticos. Carmen de Patagones pasó hace muchos años”.
“Si la sociedad, en vez de rechazar la violencia, la toma como legítima porque la justicia no existe y entonces yo la voy a imponer, ahí tenemos un problema”, enfatizó.
Incluso mencionó cómo la ficción contribuye a instalar ese modelo: “Los héroes de las películas hacen justicia por mano propia. La justicia oficial no satisface y aparece el justiciero. Esa fascinación por la violencia atraviesa a la sociedad”.
Consultado sobre qué pueden hacer las familias, Grosman enfatizó la necesidad de diálogo y de modelos de resolución pacífica de conflictos y resaltó la necesidad de que «los padres que puedan hablar con sus hijos, pero también hablar entre sí. Si son padres que ejercen violencia entre ellos, dan ese ejemplo”.
“El ejemplo de resolver las cosas a través del diálogo y no de la violencia es clave. Si me insulto o me siento y lo hablo, mis hijos ven que hay un modo válido de resolver conflictos”, acotó.
El especialista concluyó que, frente a cifras crecientes de intentos de suicidio y episodios de violencia planificada entre jóvenes, la sociedad no puede mirar para otro lado: “Esto no es algo para minimizar. Algo está pasando y hay que tratarlo”.



                                    


