La fiscal porteña en Mañana Sylvestre manifestó su preocupación por su aparición en una lista de “enemigos” de la Escuela de Yoga a ser «eliminados», al tiempo que dejó en claro la ausencia de castigo contra este tipo delitos.
Siguen apareciendo nuevas derivaciones sobre el caso de la Escuela de Yoga, conocida como la «Secta del Horror» donde además de la reducción a la servidumbre, la explotación sexual y el lavado de dinero, aparecen nuevos elementos delictivos como la eventual existencia de una lista de «enemigos» a «eliminar» por parte de la organización.
“Estoy preocupada pero uno llega a naturalizar cosas que no deben ser naturales, como por ejemplo el estado de orfandad en el que se encuentra parte, no todos, del ministerio público fiscal. Es parte de nuestro trabajo, cobramos bien, también para eso estudiamos y nos esforzamos pero llega a un punto en que uno no aguanta determinada cantidad de cosas», expresó la fiscal porteña, Mónica Cuñarro, en conversación con Gustavo Sylvestre.
Para el funcionario judicial es importante analizar «por qué después de más de 20 o 25 años, estos grupos distintos no tienen una condena efectiva»
En esta línea consideró que clave investigar «qué pasa con la línea de persecución penal en temas de narcotráfico, la corrupción en la obra pública que se conoce como patria contratista, los crímenes económicos, toda una criminalidad compleja que tiene poca respuesta tanto del sistema judicial y penal y tampoco hay una línea de parte del ministerio pública fiscal».
Sobre su presencia en el listado, la fiscal puso el acento en la ausencia de la debida protección que debieran tener los funcionarios judiciales: «Qué huérfanos que estamos que se puede hacer un seguimiento a una persona o tareas de inteligencia o escraches y que esto se naturalice».
“Después de que se hizo público, recibí un llamado donde conseguí que haya una custodia para garantizar que mi equipo trabaje tranquilamente», aseguró.
Respecto del modus operandi de estos grupos, explicó que «el objetivo es tomar a gente vulnerable por sus situaciones personales, ligados a enfermedades terminales, estados de depresión que son captadas con el objetivo de obtener dinero que estas personas tienen».
«Es importante que la gente trate de no ir a estos lugares donde ofrecen maravillosas curas espirituales y que se vuelva a la iglesia a hablar con un cura y quienes no creen, que hablen con un amigo o con un profesional debidamente certificado», apuntó Cuñarro.
Por último, destacó que en este caso la investigación trabaja sobre el delito de «abusos sexuales agravados en contexto de vulnerabilidad con perspectiva de género», y no puntualmente sobre la secta o la trata de personas.
A la vez que recalcó que si estos grupos «crecieron y se mantuvieron es porque siempre hay un tipo de protección o falta de investigación»






